EL NUEVO SIGLO: El proyecto de transfuguismo partidista pasó en segundo debate, ¿cree que esta iniciativa será finalmente aprobada por este Congreso?
ALEJANDRA BARRIOS: Lo que no nos preocupa es que termine siendo aprobada esta propuesta, porque lo único que están haciendo son dos medidas con las que desarticulan a los partidos políticos y los debilitan.
La primera de ellas es que, en cualquier periodo, no por una única vez, puedan cambiarse de partido político un mes antes de la inscripción de candidaturas, es decir, cuatro meses antes de las elecciones y eso significa también que la curul pasa a ser del congresista y deja de ser del partido.
Las dos cosas son gravísimas porque significa que en cada proceso electoral pueden cambiarse un mes antes de las inscripciones a cualquier partido político, entonces la consistencia partidista ideológica que hoy es muy débil, desaparecería por completo.
En segundo lugar, es como si se compraran una curul. Entonces no solamente se financia el 100% de su campaña u o 80 o 60% con recursos propios, que es lo que usualmente pasa entre quienes ganan, sino que, además, se escrituran la curul.
Al mismo tiempo que se está tramitando este, en Cámara de Representantes apenas empezó el trámite de una reforma que es mucho más robusta que esta, que tiene una lógica de fortalecimiento de partidos, que habla de militancias, de financiación, del Consejo Nacional Electoral. Es decir, una reforma muchísimo más congruente con lo que se necesita que son partidos políticos más fuertes que tengan identidad ideológica y democracia partidista.
Nos preocupa profundamente que no haya coherencia entre las dos propuestas pero que además esta propuesta va avanzando en Senado como un bólido para las próximas elecciones y lo que vamos a ver es una fiesta en el transfuguismo.
Lo menos serio posible es esa propuesta de reforma porque además no toman ningún tipo de medida que fortalezcan la responsabilidad política, sino que absolutamente todo es para retirar cualquier tipo de responsabilidad.
ENS: Se dice que este proyecto solo favorecería al Pacto Histórico, sin embargo, ha logrado mayorías en primer y segundo debates. ¿Por qué cree que esto se está dando?
AB: Porque no favorece solo al Pacto, favorece a muchas organizaciones políticas donde varios de los representantes a la Cámara o senadores de la República consideran que deberían estar en otros partidos.
Si entramos a mirar la coalición Verde Esperanza, ahí hay unos congresistas que se han declarado de oposición, otros que se han declarado de gobierno y otros que se han declarado independientes. Obviamente, ahí vamos a encontrar algunos que se van a querer mover de partidos, algunos que estaban en el Verde y descubrieron que querían ser de un partido o más de derecha o más de izquierda.
Entonces no solamente es al Pacto Histórico como tal, que es una coalición de organizaciones como Colombia Humana y Polo Democrático, y entre todos ellos pueden tratar de entrar a reconfigurarse.
Pasa exactamente lo mismo con la coalición de centro y con partidos que no se coaligaron como los partidos Liberal, Conservador, Cambio Radical y el Centro Democrático, pero que hay miembros que pueden considerar que pueden tener un mejor lugar en las listas en las próximas elecciones al Congreso. Por eso es tan factible que pase, porque le sirve a todo mundo.
ENS: ¿Cómo entender un sistema político que permite el transfuguismo político, la explosión de personería jurídicas partidistas y un alud de candidatos por firmas?
AB: Es terrible. Aquí estamos expresando nuestro sistema de partido, no solamente 33 organizaciones políticas que permiten coaliciones de 0 hasta máximo el 15% de los votos válidos.
Eso significa que hay coaliciones que no han presentado candidatos, pero siguen manteniendo los mismos derechos de financiación, de entregar avales, de acceso a los medios de comunicación; mientras que hay partidos que presentaron 10 candidatos y pusieron los 10 en esa curul. Y si además tendrán la posibilidad que en cada proceso electoral puedan moverse de un lado para otro, porque ahí sí estamos hablando del peor de los mundos, estamos hablando de terminar de debilitar las organizaciones políticas.
ENS: ¿El transfuguismo político obstaculiza la posibilidad de controlar las fuentes de financiación de las campañas?
AB: El transfuguismo político lo que termina haciendo es que sea mucho más importante tener los recursos propios para financiación de las campañas, que tener procesos democráticos y partidos con posturas ideológicas, porque lo que necesita un congresista para cambiar de partido político es demostrar que tiene los recursos para quedar elegido.
Normalmente quienes ya ostentan una curul, les queda más fácil que los reciban en otras organizaciones políticas porque ya demostraron que pueden ganar y en segundo lugar tienen los recursos.
Es mucho más fácil que alguien que ya tuvo acceso a la curul, pueda tener acceso a recursos de financiación de terceros. Entonces lo que terminan haciendo es manteniendo el ejercicio de la política como un ejercicio privado.
ENS: Hay quienes dicen que más peligroso que el transfuguismo partidista es la inaplicación de la Ley de Bancadas para disciplinar las votaciones de los bloques parlamentarios en Senado y Cámara, ¿qué opina al respecto?
AB: Tienen efectos diferentes. Por un lado, al hablar de transfuguismo político se habla de privatizar la curul, de pasarse de un partido al otro, de no tener coherencia ideológica, solo demostrar éxito electoral.
Un partido político serio tiene unas propuestas de gobierno, tienen posturas ideológicas que se ven. Una vez quedan elegidos, esa demostración de falta de coherencia, estructura ideológica y de programa de gobierno se demuestra claramente en la dificultad que tienen para poder armar bancadas.
Entonces en las autorizaciones que mantienen dando para en libertar el voto o en otros casos cuando hacen coaliciones, se espera que, al votar por una coalición, esa condición tenga una identidad ideológica y lo que terminan encontrando es que no, que solamente es una coalición con el objetivo de tener éxito electoral, no hay identidad ideológica y se declaran en oposición del gobierno.
No hay nada que los obligue a mantenerse juntos porque ellos mismos pueden tomar la decisión de cómo quieren actuar en el Congreso de la República. Son dos males terribles, pero que se dan en momentos diferentes y lo que terminan haciendo es debilitando los partidos políticos como organizaciones que identifican unas propuestas, unos sectores sociales y políticos.