ENFÁTICAMENTE asegura que su memoria “está bien” pero los repetitivos lapsus y olvidos, especialmente los de la última semana, indicarían que empieza a fallar. El presidente demócrata, Joe Biden, vuelve a estar en el centro del debate político norteamericano por las confusiones que tuvo esta semana y el calificativo que le dio el fiscal que no encontró mérito para procesarlo por el manejo de documentos clasificados.
“Es un anciano bien intencionado y con mala memoria… Su memoria se encuentra significativamente limitada”, señaló el fiscal Robert Hur al presentar el informe de un año de investigación por los cientos de expedientes que Biden guardó en varias de sus residencias. En el mismo el funcionario mencionó “cómo es posible que no se acuerde cuando fue vicepresidente de Barack Obama y ni siquiera pueda recordar cuándo murió su hijo”.
El mandatario es la carta demócrata para la presidencial del 5 de noviembre, antesala de que cumpla 82 años (20 de ese mes) que disputaría -salvo veto de la Corte Suprema- con el líder republicano Donald Trump, de 77 años. Y si bien su edad ha estado en el centro del debate, incluso desde la pasada elección, lo que ahora dispara las alarmas tanto en su partido como en la ciudadanía en general, son su capacidad cognitiva y fuerza física. Aunque es evidente que tiene esta última.
Pero las preguntas sobre la agilidad mental del inquilino de la Casa Blanca se reactivaron con fuerza esta semana, ocupando grandes titulares de la prensa norteamericana por tres ‘deslices’ que confundieron a sus oyentes, en tres escenarios diferentes.
El primero der ellos ocurrió la noche del domingo cuando citó una charla que supuestamente mantuvo en 2021 con el expresidente francés François Mitterrand y quería referirse era al actual mandatario galo, Emmanuel Macron. También confundió la nacionalidad, aunque en seguida se corrigió. "Dije: 'Estados Unidos está de vuelta'", refirió Biden en un vídeo. "Y Mitterrand de Alemania, quiero decir, de Francia, me miró y me dijo: 'Sabes, ¿qué? ¿por qué? ¿Por cuánto tiempo regresas?'".
De inmediato, su portavoz Karine Jean-Pierre, salió al rescate. Sin decir directamente que el presidente se había equivocado, citó ejemplos de personalidades estadounidenses que habían confundido nombres de esta manera, incluida ella misma. "Mucha gente, diputados (...) pueden cometer errores de vez en cuando", sostuvo.
Tres días después, y esta vez en mitín de recaudación de fondos en Nueva York, Biden mencionó que tuvo una conversación en 2021 con el excanciller alemán Helmut Kohl, fallecido en 2017, cuando quería referirse a Ángela Merkel. En ese evento y en otro posterior, hizo referencia a reuniones con líderes del G7 en ese mencionado año y en ambos, para confusión de todos, sostuvo que Kohl se había referido al asalto al Capitolio, que tuvo lugar en enero del 2020.
Y, en su discurso del jueves a la nación para responder al señalamiento que le hiciera el fiscal Hur, y asegurarle a Estados Unidos que tiene una “buena memoria” tuvo otro inesperado lapsus: confundió al presidente egipcio con el de México.
"Creo que, como saben, inicialmente el presidente de México, Sisi, no quería abrir la puerta para permitir la entrada de ayuda humanitaria", declaró refiriéndose al puesto fronterizo de Rafah, que separa Egipto de Gaza.
Estos errores públicos de Biden se suman a muchos más del pasado, entre los cuales destaca el que ocurrió en septiembre de 2022, cuando llamó a una congresista fallecida en una conferencia que ella ayudó a organizar.
"Jackie, ¿estás aquí? ¿Dónde está Jackie? Creo que ella iba a estar aquí", dijo Biden en aquella ocasión, refiriéndose a la representante de Indiana, Jackie Walorski, que había muerto un mes antes.
Adicional a ello, a veces tartamudea y también se muestra cansado, como este martes respondía en la Casa Blanca preguntas después de un discurso sobre la crisis en la frontera sur con México.
“Miren todo lo que he hecho”
Si bien la edad ha sido su Talón de Aquiles, ahora los efectos de la misma sobre su agilidad mental tienen bajo la lupa pública al dirigente demócrata, máxime a menos de diez meses de la definición presidencial, la más clave de la historia reciente por la situación geopolítica global.
Consciente del comentario del fiscal Hur puede convertirse en un gran golpe a su aspiración reeleccionista y para dar confianza a sus gobernados, Biden hizo una alocución al país el jueves en la noche, horas después de conocerse el informe que lo eximió de un proceso por haber retenido documentos clasificados.
Airado, indignado y transmitiendo una enérgica imagen, el presidente aseguró: "Soy bien intencionado, soy un hombre anciano y sé lo que estoy haciendo. Soy presidente y pondré a este país nuevamente en pie… "Mi memoria es buena".
A renglón seguido agregó “Echen un vistazo a lo que he hecho desde que soy presidente. Ninguno pensó que podría superar ninguna de las cosas que conseguí sacar adelante".
También criticó duramente la parte del informe del fiscal donde se menciona que no recuerda los momentos de la muerte de su hijo Joseph 'Beau', ocurrida en 2015 a causa de un cáncer cerebral.
"Hay una referencia a que no recuerdo cuándo murió mi hijo. ¿Cómo se atreve a plantear eso? Francamente, cuando me hicieron la pregunta, pensé para mis adentros que no era de su maldita incumbencia (...) No necesito que nadie me recuerde cuándo falleció", agregó.
Durante su intervención diferenció su caso sobre el manejo de documentos oficiales clasificados con el del expresidente Donald Trump, imputado precisamente por lo mismo. Dijo que, a diferencia de éste, “cooperé con la investigación y no obstruí la justicia como él hizo”.
En ese sentido trasladó parte de la culpa a su equipo de asesores que, según su versión, deberían haberlos devuelto (los cientos de documentos), aunque ha admitido que tendría que haber estado más atento a esta cuestión. "Pensé que habían sido devueltos. Y los hechos son que han llegado a una firme conclusión: que no incumplí la ley", sostuvo el presidente.
Poco después, emitió un comunicado resaltando que la investigación fue "exhaustiva" y se remonta a la década de 1970, cuando era senador. "Me alegra ver que llegaron a la conclusión a la que pensé que llegarían: que no se presentarán cargos en este caso y que el asunto está cerrado", puntualizó.
La Casa Blanca rechazó enérgicamente las críticas "inexactas, gratuitas e inapropiadas" del fiscal especial Hur.
Vale recordar que el caso Trump lo lleva el fiscal especial Jack Smith, uno de sus más enconados contradictores, quien ha sostenido que el exmandatario puso en peligro la seguridad nacional al retener información nuclear y de defensa ultrasecreta después de abandonar la Casa Blanca. El juicio por ello está previsto para mayo.
En un anticipado ataque demócrata frente a la edad y capacidades de Biden, que sostienen se convertirá en ‘arma electoral’ para los republicanos, han recordado que Trump también se ha equivocado varias veces, exaltando la más reciente, en enero, cuando confundió a su competidora republicana Nikki Halley con la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Pero en este caso, a diferencia del demócrata, los votantes republicanos no están preocupados y, por el contrario, continúan cerrando filas tras el hombre que mantiene su promesa de “volver a hacer América grande de nuevo”.
Los republicanos calificaron las declaraciones del fiscal en torno a la capacidad cognitiva de Trump como “profundamente preocupante".
Así, el presidente dela Cámara, Mike Johnson sostuvo que “un hombre demasiado incapaz de rendir cuentas por la mala gestión de información clasificada ciertamente no es apto para el Despacho Oval", mientras que el también legislador conservador Kevin Hern, jugando con una frase del informe del fiscal Hur escribió: "Un anciano bien intencionado y con mala memoria que tiene acceso a los códigos nucleares...".
Estancado en las encuestas presidenciales donde Trump le saca una ventaja de entre uno y cinco puntos; con una desaprobación de gestión que supera el 60% y una percepción de que el país va por el camino equivocado de casi el 70%, estos repetidos lapsus de Biden son un reto más para su anhelo reeleccionista.
Descartado -salvo una situación de fuerza mayor- que los demócratas le quiten la nominación, el candidato-presidente deberá ahora no sólo cumplir con una intensa agenda proselitista sino pensar bien antes de hablar para evitar equivocaciones.
Como lo señala Robert Rowland, profesor de Comunicación Política de la Universidad de Kansas, “el asunto se pondrá cada vez más candente y Biden tiene que convencer a la gente que tiene las habilidades cognitivas y la fuerza" para cuatro años más. /Redacción internacional con AFP