México: 27 muertos y 4 desaparecidos por azote del huracán 'Otis' | El Nuevo Siglo
Foto: AFP
Jueves, 26 de Octubre de 2023
AFP con Europa Press

El legendario balneario de Acapulco estaba casi devastado y aislado del resto de México este miércoles tras el paso del huracán Otis, que provocó destrucción masiva en hoteles, centros comerciales y vías públicas.

"No hay vuelos de avión. No hay autobuses entre Ciudad de México y Acapulco", constató un fotógrafo de la AFP horas después de que el huracán tocara tierra con vientos de hasta 315 km/h, según el gobierno mexicano.

"En Acapulco no hay señal internet ni energía (eléctrica)", agregó este periodista que pudo salir de la ciudad para transmitir sus fotos.

El huracán impactó particularmente a los turistas y visitantes de este famoso balneario en la costa del Pacífico de México, con una ocupación hotelera del 50%. "En Acapulco, había una convención de minería. Se quedaron atrapados", relató el corresponsal de la AFP.

"No nos dejan salir, estamos incomunicados. Ojalá alguien de mi familia me vea para que sepan que estoy bien", dijo también Nely Palacios, una turista mexicana, a la cadena Televisa.

Las primeras imágenes mostraron hoteles de lujo y plazas comerciales reducidos a sus estructuras de concreto, y comenzaban a multiplicarse escenas de rapiñas.

"Los daños materiales son devastadores, no tenemos agua, no tenemos luz, pero estamos sanos y salvos", declaró Citlali Portillo, administradora de una residencia para turistas, a la cadena Televisa.

"¡El edificio se movía como si fuera un sismo y se movió así durante dos horas!", añadió la mujer que debió resguardarse en la tina de un baño durante el paso del meteoro. "Así es como nos salvamos", agregó.

"Tuvimos que cerrar las puertas con lo que encontramos para que no volaran los cristales", contó a la AFP Eric Hernández, de 24 años.

Habitante de un pueblo cercano a Acapulco, Hernández se encontraba en el balneario donde acompañaba a un familiar en una clínica en el momento del impacto.

"Nos tocó ver cómo arrastraba carros, postes, las láminas. El piso de la clínica se movía", detalló mientras volvía a su pueblo caminando por la carretera.

Otis tocó tierra pasada la medianoche local como un huracán categoría 5 (la máxima en la escala de vientos Saffir-Simpson), pero hasta el momento no se reportaban víctimas.

Improvisación de barricadas

Otis, que se transformó en cuestión de horas en un huracán mayor y "potencialmente catastrófico", según autoridades meteorológicas, sorprendió al gobierno y al propio presidente Andrés Manuel López Obrador.

El presidente partió hacia el puerto por carretera la tarde de este miércoles. Su viaje se retrasó por deslaves y afectaciones en carreteras, pero arribo antes del anochecer, reportó el gobierno del estado de Guerrero, al que pertenece Acapulco.

La caída de las telecomunicaciones también dificultaba la cobertura periodística, con muy pocos medios de alcance nacional con capacidad de transmitir desde la zona de desastre.

El aeropuerto de Acapulco lucía inundado y con destrozos en techos y ventanas, de acuerdo con imágenes televisivas.

Cientos de turistas caminaban con lo que lograron salvar de sus pertenencias por la avenida Miguel Alemán, la principal de la ciudad, según las imágenes de televisión.

Luego de su paso por Acapulco, el huracán se desintegró en el montañoso territorio suroccidental de México.

Zona de riesgo

En zonas cercanas a la costa de Guerrero se localizan además numerosas comunidades consideradas de alto riesgo ante desastres por su precariedad y por estar enclavadas en montañas.

El 9 de octubre de 1997, Acapulco fue golpeado por el huracán Paulina, que tocó tierra con categoría 4, dejando más de 200 muertos, uno de los más letales en la historia de México.

Por sus amplias líneas costeras en el Pacífico y el Atlántico, México es uno de los países más vulnerables al embate de huracanes, con al menos una decena de fenómenos climatológicos al año.

Norma, que llegó a ser categoría 3, dejó el lunes pasado tres muertos ya degradada a tormenta tropical en el estado Sinaloa (noroeste). El fin de semana había tocado tierra como huracán en el sur de la península de Baja California, donde solo provocó daños materiales.

Hace dos semanas, el paso del huracán Lidia, que alcanzó categoría 4 (con vientos de hasta 249 km/hora), dejó al menos dos muertos en los estados occidentales de Jalisco y Nayarit.

En septiembre de 2013 se registró un fenómeno inédito en las costas mexicanas: de manera simultánea, la tormenta tropical Manuel entró por el Pacífico y el huracán Ingrid por el Golfo de México, con saldo de 157 muertos, la mayoría en Guerrero.

Visita del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador

Bordeando derrumbes de rocas y árboles que tapaban el camino, cambiando de automóviles o caminando sobre el barro, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador completó finalmente el trayecto hasta el puerto de Acapulco, en la costa mexicana del Pacífico, incomunicado y devastado por el embate del huracán Otis.

Antes de llegar por la tarde del miércoles al puerto, el mandatario y su equipo se toparon con derrumbes que bloqueaban las dos carreteras principales que llevan a Acapulco, a casi 400 km de Ciudad de México, donde evaluará los daños provocados por el ciclón.

El convoy del presidente avanzó con dificultad por la carretera hasta que se topó con un área bloqueada, con árboles caídos, y en la que el lodo llegaba hasta las rodillas.

Fue entonces que el presidente intentó seguir el camino a bordo de un jeep militar que se quedó atascado.

Finalmente decidió caminar los kilómetros que aún lo separaban de Acapulco, seguido de miembros de su gabinete. Detrás de él, los militares intentaban sacar al jeep del fango.

"Vamos a buscar que se abran (los caminos) lo más pronto posible", dijo el presidente en una breve declaración a la prensa a bordo de la camioneta que lo llevaba a Acapulco.

"Arrastrada carros y postes"

En el camino, López Obrador dialogó también brevemente con habitantes que habían salido a pie del puerto o de los pueblos cercanos a buscar a sus familias ante la ausencia total de comunicaciones y transporte en Acapulco.

Los testimonios de esas personas son muestra de la fuerza devastadora de Otis.

"Se sintió muy fuerte, nos dejó en shock porque ni de la casa pudimos salir, mucha gente estuvo buscando refugios, pues los ríos crecieron mucho", dijo a la AFP Israel Pérez, panadero de 21 años.

"Parecía el sonido de monstruos que venían de otro lado, que están furiosos", contó.

"Esto nos afecta mucho, porque salimos a todos los pueblitos (a vender el pan)", añadió.

Eric Hernández acompañaba a una familiar a una cirugía en una clínica de Acapulco cuando golpeó el huracán Otis. Tras el impacto, el joven de 24 años salió caminando del puerto a su pueblo para ver que su familia estuviera bien.

"Tuvimos que cerrar las puertas con lo que encontramos para que no volaran los cristales. Nos tocó ver cómo arrastraba carros y postes. El piso de la clínica se movía. Una cosa muy fea que yo nunca había vivido en el tiempo que tengo aquí", dijo Hernández en medio del fango que dejó el huracán.

El joven añadió que una vez que pasó el huracán tomó la decisión de caminar. En la ciudad observó que había tiendas saqueadas, con gente que se peleaba por las cosas.

"Acapulco quedó en desastre total", dice.

Sin telecomunicaciones en la zona, el gobierno de López Obrador no ha dado un balance total de daños.

La gobernadora del estado de Guerrero, Evelyn Salgado, dijo en la red social X (antes Twitter) que su administración trabaja para la reapertura de las carreteras y las líneas de telefonía, en lo que llamó un "inédito escenario".

El mandatario mexicano viajaba junto con los secretarios de Defensa, Marina, Seguridad Pública y Protección Civil.

Otis se fortaleció el martes en cuestión de horas, lo que obligó a las autoridades a acelerar los trabajos de preparación para Acapulco y las zonas aledañas, que han vivido antes ciclones como el potente huracán Paulina de 1997 que dejó daños severos en el puerto.

Por la mañana, López Obrador anunciaba en su conferencia de prensa diaria que no tenía informes de fallecidos pero reconocía también que no había comunicación con Acapulco.