Las alianzas público privadas han permitido revolucionar los sistemas de transporte y las comunicaciones en el mundo. Hoy la construcción de mejores colegios e incluso renovar y ampliar las universidades podría pasar por este modelo de financiamiento.
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Dicen que el presidente Alfonso López Michelsen afirmaba que los tres grandes logros de la educación superior durante el siglo XX fueron: 1. La construcción y creación de la ciudad universitaria como el primer campus universitario de Colombia, 2. La creación de la Universidad de los Andes y 3. La Reforma Patiño esta última que entre otros logros permitió la intervención en infraestructura más grande que tuvo la Universidad Nacional cuando su rector José Félix Patiño consiguió los recursos para la construcción de edificios emblemáticos de la universidad como la ya demolida facultad de Arquitectura, el auditorio León de Greiff, la torre de Enfermería, las aulas de Ingenierías y Ciencias Humanas, el edificio de Geología entre otros, que marcaron un sello del diseño y la estética de un periodo de la historia.
La Reforma Patiño, tuvo poco eco en Colombia, pero si un gran legado, consistió en una serie de grandes reformas para la Universidad Nacional, desde programas académicos, fusión de áreas administrativas hasta la búsqueda de recursos financieros que permitieron la ampliación de la infraestructura física de la universidad entre 1964 y 1966.
Como siempre, fue vista con recelo y críticas, de las universidades privadas que veían como preocupación cómo se fortalecía la universidad pública y en el otro extremo, el movimiento estudiantil de las universidades públicas que veía con recelo que el acompañamiento lo hiciera la Agency for International Development (AID) En el presente cuando existe una indignación por el deterioro de esos edificios emblemáticos de la universidad, pocos salen a proponer apuestas similares a la Reforma Patiño.
Hoy uno de los desafíos tanto en la educación escolar como en la superior es crecer en cobertura con calidad y para ello es necesario pensar en construir mejores infraestructuras educativas, acordes al crecimiento económico del país. Obras que sean sostenibles y a las que se les garantice el mantenimiento. Edificios y mobiliario educativo que en 50 o 60 años sean referentes de la transformación educativa del país como lo fue hace cincuenta años el Plan Patiño.
Las alianzas público – privadas son un mecanismo que en las últimas décadas se han consolidado para atraer los recursos del sector privado en alianza con el sector público para mejorar un servicio que es responsabilidad del sector público. Se han desarrollado para acelerar obras que solo con los recursos públicos tardarían años en desarrollarse, para conseguir mejores diseños y obras en materia de hospitales, aeropuertos, carreteras, puertos y otras obras de infraestructura. El privado opera algunas funciones y de esa forma recupera la inversión, pero el bien queda en manos del Estado y para el disfrute de los ciudadanos.
Colombia para cumplir con la cobertura educativa, tuvo que crear en los colegios públicos dos y hasta tres jornadas desde la década del setenta, porque era imposible ofrecer más cupos escolares con las infraestructuras existentes. A pesar de los esfuerzos realizados por algunas alcaldías como las de Bogotá o Medellín desde inicios del siglo XXI con la construcción de megacolegios, el país sigue con un alto déficit en el número de aulas para poder cumplir con la jornada única y cerrar las brechas de la educación entre los colegios públicos y los privados.
Es por eso, que en 2015 se creó el Fondo para el Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE) una apuesta que busca recursos públicos nacionales y locales para entregar cerca de 30.000 nuevas aulas en el 2018 y poder cumplir con la apuesta de la jornada única, sin embargo, eso no es suficiente.
Así, las alianzas público-privadas son una opción porque obras que tardarían 20 años podrán hacerse en dos, con las mismas especificaciones, si se siguiera con el plan de recursos del Estado sólo en 20 – 25 años podríamos tener jornada única, lo que aumentaría las brechas de la educación entre el sector privado y el público. Los beneficios de esas APP es que, a diferencia de hace 20 años con las concesiones, el servicio educativo seguirá siendo prestado por el Estado y que los riesgos de la operación los asumirá el privado y no el Estado como ocurre actualmente.
El inversionista privado diseña, construye y hace mantenimiento a los colegios, se encarga de los servicios no pedagógicos, es decir aseo, vigilancia y dotación por 18 años. El Estado garantiza que sea educación pública, abre plazas para nuevos docentes y paga por los cupos que ofrezca la institución, de eso modo las sinergias permitirán mejorar la infraestructura y ofrecer un mejor servicio educativo.
Las APP puede ser también el camino para que la infraestructura de las universidades públicas se modernice y amplíe, es necesario pensar ya en los mecanismos para atraer mayores recursos e invertirlos al igual que se hace para las vías o los aeropuertos y que Colombia tenga infraestructuras educativas acordes al desarrollo económico del país, una Reforma Patiño que dignifique la educación superior de los colombianos.