A pesar de que ayer los templos y sitios de peregrinación religiosa estuvieron abiertos en todo el país, el Domingo de Ramos, que abrió la presente Semana Santa, la mayoría de fieles lo vivieron de forma virtual a través de redes sociales como el Facebook Live por las restricciones de aforo por el covid-19. El año pasado los colombianos también siguieron de forma no presencial esta celebración que recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén, pues apenas la pandemia comenzaba y estaban encerrados en sus casas por la cuarentena que ordenó el Gobierno, sin saber cuándo se volvería a la normalidad.
Aunque hoy la cuarentena es cosa del pasado y los ciudadanos han recuperado en buena parte la normalidad en sus vidas, guardando las debidas medidas de bioseguridad como el uso del tapabocas y el distanciamiento social, se mantienen restricciones como reunirse muchas personas en sitios cerrados y las aglomeraciones en lugares públicos, mientras que se avanza en la vacunación que ya superó un millón de ciudadanos.
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En esas condiciones era imposible que la presente Semana Santa volviera a hacerse como la del 2019 en tiempo de normalidad, con templos abarrotados de fieles con ramo en mano, en el caso del Domingo, y con procesiones multitudinarias el Jueves y Viernes Santo.
Aunque de antemano los gobiernos nacional, departamentales y municipales tienen el temor de que en esta Semana Santa pueda producirse un tercer pico de la pandemia, no tanto por las celebraciones religiosas que como se dijo se restringirán al máximo, sino por el llamado ‘turismo santo’, pues estas fechas son aprovechadas por muchos para salir de paseo y gozar de las maravillas que ofrece la geografía nacional, y reunirse con familiares y amigos, olvidando en muchos casos que la pandemia está más viva que nunca.
En los templos
Un sol brillante se vio ayer en buena parte del país dando un poco de alivio a la fuerte temporada de lluvias que se vive desde principios de marzo, y que ha dejado medio centenar de muertos y miles de damnificados, invitaba a los ciudadanos a pasear por las calles.
En la carrera Séptima de Bogotá, en donde hay cinco templos en apenas 10 cuadras, de sur a norte comenzando por la Catedral Primada en la calle 10 y cerrando con las Nieves en la calle 20, contrastaba el limitado grupo de personas que se les permitió entrar a las misas de Domingo de Ramos, con las miles de personas que paseaban, muchas de las cuales se agolparon a las afueras de las iglesias con la esperanza de ingresar, hasta tener que dar la vuelta y seguir de largo cuando se enteraban que había que inscribirse previamente para cumplir los aforos que acordaron la Alcaldía Mayor y la Arquidiócesis de Bogotá.
Una situación similar se vio en los templos más importantes del país como la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Chiquinquirá, en Boyacá; la Basílica del Señor de los Milagros, en Buga, Valle; la Catedral Metropolitana de Cali, Valle; y la Catedral Metropolitana de Medellín, Antioquia.
En la Catedral Primada en Bogotá, los pocos fieles que lograron ingresar a la celebración eucarística se manifestaron afortunados por participar de forma presencial en este Domingo de Ramos, como no lo pudieron hacer el año pasado. Oraron por sus familias, por la salud, por el trabajo y porque finalice esta pandemia que ha puesto de cabeza al mundo entero.
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“Que ya llegue el fin de esta pandemia, que todos nos sanemos, que las personas que están enfermas puedan recuperar su salud”, indicó una de las fieles que ingresó a la Catedral Primada. Otra ciudadana también allí presente destacó con una amplia sonrisa que “estamos con el distanciamiento que nos exigen y me parece maravilloso volver a la iglesia”.
Por su parte monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, explicó que “tenemos una participación del 35% solamente en los templos” en esta Semana Santa, aunque invitó a “que cada familia, cada hogar, convierta su casa en un templo para adorar y recibir a Cristo Jesús”.
En tanto que también en la capital de la República cientos de personas participaron ayer en varias misas de Domingo de Ramos en el Santuario de Monserrate, aunque el aforo en cada una de estas fue limitado. De todas formas, el camino de ascenso al cerro estuvo cerrado, como lo ordenó la Alcaldía Mayor durante toda esta semana, entonces las personas arribaron por el funicular y el teleférico.
Sin embargo, no se permitió más de 5.000 personas en el cerro, la mayoría de las cuales apreciaron la vista de la ciudad ante las restricciones para ingresar a la Basílica del Señor Caído de Monserrate.
Mientras que una de las iglesias que durante Semana Santa y en todo el año congrega más fieles es la del 20 de Julio, por lo que ayer las autoridades extremaron los controles para evitar aglomeraciones. El objetivo se logró en la parte religiosa pues las diferentes misas que se llevaron a cabo fueron con aforo limitado y conservando el distanciamiento.
Empero en los alrededores del templo se formaron aglomeraciones con personas que fracasaron en su intento de asistir a la eucaristía, además de un incontrolable mar de vendedores ambulantes de comida, artículos religiosos y el infaltable ramo.
Al final la policía y funcionarios de la Alcaldía, estos últimos con megáfono, no pudieron hacer más que pedir a los ciudadanos de forma infructuosa que no se aglomeraran.
En la icónica Basílica del Señor de los Milagros, en Buga, no más de 300 feligreses, que a la entrada les aplicaron alcohol en las manos, pudieron participar ayer en las eucaristías que se celebraron. Un contraste fuerte con lo que se vio en 2019, cuando las cerca de 2.000 personas que es la capacidad del templo izaban sus ramos hacia el cielo pidiendo la protección Divina.
Mientras que en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas, cerca a Ipiales, Nariño, ayer no hubo ninguna celebración eucarística previniendo aglomeraciones. Lo que se permitió es que los fieles ingresaran para hacer una breve oración y salieran, manteniendo un aforo limitado.
La celebración del Domingo de Ramos se llevó cabo en las afueras de la Basílica en un polideportivo en donde cada hora se hicieron eucaristías atendiendo las disposiciones de bioseguridad que ha dictado el Ministerio de Salud y las instrucciones para estos días de la Conferencia Episcopal de Colombia.