Columnistas | El Nuevo Siglo
Las pistolas eléctricas
 
Leer la prensa en Colombia, en ciertos apartes, es introducirse  en una verdadera novela de espanto, con la diferencia de que no se trata de ficción, sino que es la descripción de nuestra realidad cotidiana. En esta semana se encuentra el lector con relatos como los siguientes:
Torre de Babel
EN  medio del estado de emergencia que se empieza a generalizar en todo el país a raíz de los efectos del fenómeno climático de El Niño, lo único que va quedando claro es que entre la mayoría de los colombianos hay tal confusión alrededor del tema que, al final, toda discusión termina convertida en una verdadera torre de Babel.
La maldición de Fausto
 
Me vi una extraordinaria película de Daniel Craig, Layer Cake, Crimen organizado; película que se desarrolla en Inglaterra, Londres. Craig juega el papel de un policía londinense que comienza a adentrarse en el mundo de la mafia, la cual es muy poderosa y con recursos económicos suficientes para pudrir a cualquier ser humano con el fin de capturar un cargamento procedente de Jamaica y de Colombia de 3 millones de píldoras. Cría cuervos…  
Sobre la incertidumbre
 
Ninguno puede saber qué sucederá en el curso de su vida, pero todos queremos seguridad en cuanto a la organización comunitaria dentro de la cual nos corresponde existir. La incertidumbre como plan no puede ser  programa. Por desgracia, en Colombia, la inestabilidad jurídica es pan de cada día, los dirigentes modifican hoy su criterio de ayer.
El hombre cromañón
 
No hay una región en el mundo donde se encuentre una mayor concentración de cuevas bellamente decoradas por pinturas rupestres que la del Perigord en Francia.
Son ellas la más maravillosa prueba de la presencia y costumbres del  Homo sapiens, elHombre Cromañón (Cro-Magnon); nuestro antepasado prehistórico  que habitó prioritariamente en Europa hace unos veinte mil años, o más, quizás, muchos más.
Oleoductos, gasoductos, acueductos
 
Preocupa  el tiempo de sequía. Sin embargo no sorprende ya que durante mucho tiempo nos hemos encargado -eso sí con una desgraciada eficiencia- de ir creando las razones de la futura desgracia. Hay un principio que afirma que Dios perdona pero la naturaleza no. Y cuando ella cobra castiga.