EL GOBIERNO Petro, pese a tener mayorías parlamentarias, sufrió ayer la primera derrota de grandes proporciones en el Congreso. Tras un alud de denuncias y alertas en torno a varios ‘micos’ y artículos polémicos que, lejos de avanzar en la transparencia electoral y la democracia partidista, fomentaban el clientelismo y la politiquería, se vio en la obligación de pedir el retiro del proyecto de reforma política en la Comisión I del Senado, en donde cursaba quinto debate.

Duro revés para la Casa de Nariño, no solo porque en campaña prometió que impulsaría una reforma política de amplio espectro, sino porque cuando radicó la iniciativa, al comienzo de esta legislatura, es decir en el segundo semestre del año pasado, con el aval del Ministerio del Interior y de la bancada del Pacto Histórico, el presidente Gustavo Petro la señaló como una de sus prioridades para arrancar “el cambio”.

Ya desde el miércoles se sabía que este acto legislativo corría peligro debido a que en las últimas semanas venía recibiendo fuertes críticas no solo de los partidos de oposición (Cambio Radical y Centro Democrático), sino desde la Alianza Verde y otros partidos del bloque de izquierda.

Entre los artículos que más polémica venían levantando estaba el que permitía a los congresistas que no solo pudieran ser nombrados ministros, sino que una vez salieran del gabinete podrían volver a sus curules.

No menos controvertido era el artículo que obligaba a que en las listas cerradas para las elecciones parlamentarias de 2026 se repitiera el mismo orden de los candidatos que se aplicó para los comicios del año pasado. Esta propuesta no solo era considerada antidemocrática, sino que además buscaba beneficiar la reelección de senadores y representantes de planchas como las del Pacto Histórico.

También generaron mucha controversia los artículos referidos a la financiación estatal de las campañas así como el que subía el umbral electoral del 3 al 5% en los próximos comicios electorales, al igual que lo relativo a las nuevas normas para las listas de coalición.

A esto hay que sumar que desde el año pasado la Alianza Verde, que hace parte del bloque de izquierda, había advertido que se oponía a que se eliminara la posibilidad de las listas abiertas de candidatos para corporaciones públicas de elección popular. Como se sabe, esa colectividad logró aumentar, con el método de voto preferente, su bancada en Senado y Cámara en marzo de 2022.

‘Muerte anunciada’

Como se dijo, el proyecto de acto legislativo se empezó a caer el miércoles, no solo porque el ministro del Interior, Alfonso Prada, alcanzó a advertir en la Comisión que el presidente Gustavo Petro no estaba de acuerdo con algunos artículos incluidos a discutir en este quinto debate y, por lo tanto, si el texto no se corregía el Gobierno se inclinaba por hundir la iniciativa.

En medio de un cruce de acusaciones entre el Ministro, las bancadas de oposición y de la coalición gobiernista sobre los presuntos ‘micos’ que se le colgaron a la reforma constitucional y de quién era la responsabilidad de los mismos, el uribismo y Cambio Radical, con apoyo de senadores verdes como “Jota Pe” Hernández propusieron el archivo del proyecto. Sin embargo, Roy Barreras, integrante de la comisión I y presidente del Senado, arribó a la sesión, maniobró rápidamente y logró que se aplazara el debate para hoy, señalando que  debía darse paso a la plenaria de la corporación, en donde debía tramitarse la moción de censura a la ministra de Minas, Irene Vélez.

Sin embargo, el miércoles los senadores de la oposición dejaron en claro que aunque uribismo y Cambio Radical se oponían a buena parte del articulado de la reforma, fue la bancada gobiernista, con sus mayorías en las comisiones primeras y las plenarias, la que incluyó los ‘micos’ y demás artículos polémicos, no solo de cara a este quinto debate sino durante los primeros cuatro, en la primera parte de la legislatura.

Hundimiento definitivo

Ayer el panorama fue aún más crítico. Primero porque la propia bancada del Pacto Histórico le pidió al Gobierno que pidiera el archivo de la iniciativa, alegando que tenía “micos” y se había convertido en una reforma politiquera. Dijo que la iniciativa original era loable pero que se vició en el trámite parlamentario.

Así las cosas, a primera hora, el presidente Petro había advertido que “…en la reforma política no queda ningún tema progresista”. Agregó que “… sin listas cerradas y cremalleras, es decir que permitan igualdad de curules para hombres y mujeres, y sin financiación estatal de las campañas, la reforma no aporta a un avance en la calidad de la política”.

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Por lo mismo, cuando inició la sesión en la Comisión I el ministro Prada radicó una proposición solicitando el retiro del proyecto. “Atendiendo las instrucciones del presidente Gustavo Petro, las solicitudes de congresistas del Pacto Histórico y otros sectores políticos, y el debate profundo que se dio hoy en la Comisión Primera del Senado, el Gobierno tomó la decisión de solicitar la autorización de retirar la reforma y convocar un gran acuerdo, porque esta reforma tiene varias connotaciones para la democracia colombiana”.

Aunque se generó un debate reglamentario en torno a que si lo que procedía era el retiro o el archivo de la iniciativa, al final la Comisión se inclinó por lo primero, lo que fue votado positivamente por los senadores de todas las bancadas.

Sin embargo, el cruce de acusaciones sobre la culpabilidad de lo sucedido estuvo a la orden del día.

“Lo logramos, hundimos la reforma política. Cínicamente el Gobierno le miente a Colombia, diciendo que no les gusta la reforma política, pero fueron ellos mismos los que la firmaron y la presentaron. Fueron los senadores del Pacto Histórico quienes impedían que se hundiera”, advirtió el senador verde “Jota Pe” Hernández.

Más crítica fue la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia:
“El Pacto Histórico fue el autor de la reforma política. El Pacto Histórico introdujo muchas de las disposiciones cuestionadas. Ayer (miércoles) cuando se iba a votar para hundirla María José Pizarro y Alexander López se opusieron y torpedearon. Hoy (ayer) la reforma amaneció huérfana: ‘yo no lo crié’”.

Para el senador por Cambio Radical, Carlos Fernando Motoa, quedó claro que “¡el tiempo nos dio la razón! Desde un inicio nos opusimos a la reforma política del Gobierno por sus efectos nocivos: debilitaba las minorías políticas, partidos de oposición y órganos de control. Colombia necesita una Reforma, sí, pero no en los términos propuestos por Pacto Histórico”.

A su turno, Barreras, blanco de muchas críticas por el alcance del articulado, dio gracias al Gobierno “por aceptar nuestra propuesta de retiro de una reforma que al debilitar la lista cerrada paritaria perdía su esencia. Solicito también al Gobierno presentar sin afanes una nueva reforma más profunda que responda a la implementación del punto 2 del Acuerdo de Paz”.

Entre tanto, la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro, advirtió que “somos un proyecto político construido en decadas de resistencia, perseguido y asesinado. Como herederas, defenderemos sin duda las reformas que estén alineadas con el proyecto de cambio. La reforma política que se archiva hoy, no es la original que el Pacto propuso”.

Para el senador liberal Alejandro Carlos Chacón resultó “injusto responsabilizar a los compañeros que participaron en la construcción de la reforma, fueron y eran temas tratados desde siempre. Roy Barreras y Ariel Ávila los dejan botados. Simplemente la reforma política no fue de buen recibo para nadie”.

“Retirar la reforma política era lo debido. Era un proyecto superficial y abría la puerta a situaciones muy negativas. Esta es la oportunidad para retomar la conversación en una reforma seria que modifique el sistema desde sus instituciones y ofrezca garantías de transparencia”, puntualizó el senador y ex vicepresidente Humberto de la Calle.

Al final de cuentas, el ministro Prada indicó que el Gobierno convocará un gran acuerdo nacional para construir la reforma política, en tanto que otros senadores prometieron presentar un nuevo proyecto en junio.