No deja de preocupar la forma en que desde las más altas esferas gubernamentales se continúa haciendo caso omiso a los campanazos que dan los gremios y el sector privado en general en torno a la necesidad de un verdadero plan de choque para reactivar el aparato productivo.
Los magros resultados de la Encuesta Mensual Manufacturera, por ejemplo, llevaron al presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, a advertir que una vez más se registraron caídas en la producción industrial.
Puntualmente el gremio recalcó que en materia de producción la industria, al igual que en los últimos dos años, registró en noviembre pasado una caída del -0,8 % en comparación con el mismo lapso de 2023. Por su parte, las ventas crecieron apenas un 1,1 %, pero el personal ocupado disminuyó -0,4 %. La situación es más complicada si se analiza el periodo enero-noviembre, ya que allí la industria muestra un retroceso en producción y ventas de -2,4 % y -2,2 % respectivamente.
Según Mac Master, esto se debe al bajo desempeño de sectores como la cadena automotriz, cuero y sus productos, materiales para la construcción y la refinación de petróleo. Se trata de cifras preocupantes, porque son rubros claves a la hora de generar empleos y dinamizar la economía.
En vista de todo ello, la ANDI volvió a recalcar que urge una estrategia de crecimiento que impulse la actividad económica y la generación de empleo de forma contundente. También es imperativo implementar una agenda de desarrollo de largo plazo para el sector industrial. Pero lo primordial, en todo en caso, según Mac Master, es que el Gobierno comprenda que el crecimiento del PIB, la actividad empresarial y la capacidad que se tenga para aumentar la producción son condiciones indispensables para contar con una economía que pueda suplir las principales necesidades de la población.