Conocer y entender la gran riqueza de vida silvestre que habita en el Huila, para documentar cómo se manifiesta y cómo va cambiando esa diversidad biológica a lo largo del tiempo, ya sea de manera natural o influenciada por el ser humano, es la motivación de Carolina Puentes con su grupo Jaguarundí.
“Con esto aspiramos a proveer información valiosa para la toma de decisiones en pro de la conservación. Pretendemos también generar conciencia en la comunidad sobre la importancia de proteger la biodiversidad y los ecosistemas frágiles”, explica.
El trabajo que adelantan los grupos de monitoreo de biodiversidad en el Huila ha permitido el registro de 400 especies de fauna y flora, distribuidas en seis de reptiles, 33 de anfibios, 69 de flora y 24 de insectos, así como 234 especies de aves.
Entre las aves se incluye el Cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster), considerado vulnerable (UICN); además de lograr identificar 34 especies de mamíferos. Todo esto con el método de fototrampeo, aplicaciones web y avistamiento.
Señala Carolina que “siempre he sentido respeto y amor por la naturaleza, y estoy trabajando por su conocimiento y conservación desde el año 2014. Inicialmente me uní a un grupo de jóvenes que realizaban actividades de reforestación, campañas de protección de fuentes hídricas y salidas de campo para el conocimiento de la biodiversidad del municipio de Rivera. En 2016 nos consolidamos y constituimos como Fundación Ambiental Molécula Verde, con el objeto de 'Promover y propiciar el desarrollo sostenible de las comunidades, haciendo énfasis en la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad con fines de adaptación y mitigación al cambio climático’, por el cual trabajamos hasta la fecha”.
Agrega que “en el marco de este proceso con la Fundación, surgió el Grupo de Monitoreo Comunitario Jaguarundí, iniciativa de educación ambiental e investigación participativa, cuyo propósito es promover el conocimiento y la apropiación de la biodiversidad del territorio, específicamente del PNR Siberi-Ceibas, a través de la metodología de foto-trampeo y por observación directa”.
“Por otro lado, en el 2021, con un grupo de mujeres jóvenes y diversas conformamos la Asociación de Mujeres Meliponas, cuyo objeto social es ‘Fomentar la gobernanza femenina, el respeto a la diversidad sexual y la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, integrando acciones orientadas a la conservación de las abejas nativas y al mejoramiento de las condiciones socioambientales del territorio’”, dice.
Carolina está vinculada al grupo de monitoreo desde 2018. De la Fundación Ambiental Molécula Verde forman parte siete personas; de la Asociación de Mujeres Meliponas, ocho, y de Jaguarundí, diez.
Indica que “no podría decir con exactitud cuánto tiempo dedico al monitoreo de la biodiversidad. Hasta el momento, las horas invertidas nos han permitido recolectar información valiosa sobre la biodiversidad presente en nuestro municipio de Rivera, específicamente, del Parque Natural Regional Siberia-Ceibas. Sin embargo, somos conscientes de que es necesario dedicar aún más tiempo a esta labor bonita, para continuar generando datos que contribuyan a entender las dinámicas de la vida silvestre local y su estado de conservación. Nuestra aspiración es profundizar los esfuerzos en el mediano y largo plazo, con el fin de obtener registros cada vez más completos que contribuyan notablemente a la conservación de la biodiversidad de la región”.
Gratificante
Señala que “es bastante gratificante el contribuir con información y datos que luego son usados para la toma de decisiones ambientales. También, registrar nuevas especies que antes no habían sido documentadas en el área y conocer más a fondo la abundante vida silvestre presente es muy enriquecedor y emocionante. De igual forma, el sentirse parte de un equipo dedicado a una noble causa como el estudio y conservación del patrimonio natural de la región”.
“Cada especie es única e importante, y cada vez que tengo un encuentro inesperado con especies que no había visto ni conocido antes, es motivo de gran emoción y alegría”, añade.
Pero como hay satisfacciones en esta labor, también hay decepciones. “Si bien trabajar por la conservación ambiental es gratificante, inevitablemente se presentan algunas dificultades que pueden resultar decepcionantes. Una de ellas es encontrarnos con personas e instancias que manifiestan poco o nulo interés por conocer y preservar la naturaleza. Asimismo, muchas áreas protegidas siguen estando altamente fragmentadas”, dice.
Agrega que “otro aspecto desalentador es evidenciar la falta de cultura ambiental que aún persiste en algunas comunidades. Sin embargo, lejos de desmotivarnos, esto nos impulsa a redoblar esfuerzos en la labor de educación y sensibilización socioambiental. Por ello seguiremos fortaleciendo los grupos comunitarios que comparten nuestra visión, a fin de multiplicar los espacios de interacción y difusión de valores de respeto por el entorno. Confiamos en que, con paciencia y constancia, podremos ir generando un mayor cambio de mentalidad que propicie el desarrollo sostenible de la región”.
Otro inconveniente es que “no contamos con recursos suficientes, pero desarrollamos proyectos para gestionar los recursos necesarios y así llevar a cabo nuestras actividades y alcanzar nuestros objetivos”.
Pero aparte del apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), “actualmente el GMC Jaguarundí se encuentra articulado al programa Hylea, el cual busca el mejoramiento de la sostenibilidad territorial para la conectividad y protección de áreas ambientalmente estratégicas del Corredor Andino-Amazónico en el departamento del Huila. De igual forma, la Fundación Ambiental Molécula Verde y la Asociación de Mujeres Meliponas, mediante la formulación y presentación de proyectos, hemos obtenido financiamiento en convocatorias de los gobiernos departamental y regional”.
Dice Carolina que “más que por el ambiente, es por nosotros los humanos. Nuestra preocupación y cuidado por el ambiente no se basa únicamente en el bienestar de la naturaleza en sí misma, sino en su estrecha interrelación con nuestra existencia como seres humanos. La naturaleza es un sistema perfectamente equilibrado y sorprendentemente resiliente. A lo largo de millones de años ha evolucionado y ha encontrado formas ingeniosas de adaptarse y renovarse, incluso frente a desafíos y cambios drásticos. Sin embargo, el verdadero problema radica en nosotros, los seres humanos. Nuestra dependencia de un entorno saludable y equilibrado es innegable. Si no contamos con condiciones ambientales favorables, si no respetamos y protegemos los ecosistemas que nos sustentan, seremos los que padeceremos las consecuencias ¡Y ya las estamos padeciendo!”.
Explica que “la naturaleza provee los recursos esenciales para nuestra supervivencia: aire limpio, agua potable, alimentos nutritivos y medicinas naturales. Además, los ecosistemas saludables nos brindan servicios vitales. Nuestra propia calidad de vida y bienestar están directamente ligados a la salud y resiliencia de los ecosistemas que nos rodean”.
“Desafortunadamente, nuestras acciones humanas han generado desequilibrios y perturbaciones en los ecosistemas. La deforestación descontrolada, la contaminación, el agotamiento de recursos naturales y el cambio climático son solo algunos de los desafíos ambientales que enfrentamos. Estas problemáticas impactan no solo a la naturaleza, sino también a nosotros mismos. La pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo y la disminución de los recursos naturales amenazan nuestra seguridad alimentaria, nuestra salud y nuestro futuro”, asevera.
Sostiene que “por lo tanto, es crucial reconocer nuestra responsabilidad como seres humanos y tomar medidas concretas para proteger y restaurar el ambiente. Necesitamos adoptar prácticas sostenibles en nuestra vida cotidiana, promover la conservación de los ecosistemas y fomentar un desarrollo que sea respetuoso con la naturaleza. La educación ambiental y la generación de conciencia son herramientas fundamentales para cambiar nuestra relación con el entorno y fomentar una coexistencia armoniosa con la naturaleza. ¡Y esa es mi apuesta! Crear estrategias que permitan una cultura ambiental que permita la restauración de nuestros ecosistemas”.