Tras días de ejercicios intensos en la jaula de vuelo y una evolución satisfactoria en ese aspecto, se detectó que el halcón no había recuperado su capacidad de enfoque y el daño en su ojo era irreversible. Para comprobar si bajo estas condiciones podría cazar presas vivas en su entorno natural, era necesario hacer ensayos con vuelos a grandes alturas y en el Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre no se contaba con los medios para dar este paso en el proceso.
Después de explorar otras alianzas que permitieran continuar con la rehabilitación de este individuo, el equipo de profesionales determinó que la alternativa más viable era recurrir a la cetrería, un arte milenario por medio del cual se entrenan aves rapaces para cazar.
“Contactamos a la Fundación Águilas de los Andes -FADA-, una institución sin ánimo de lucro, ubicada en Pereira, que se dedica a la conservación, educación y rehabilitación de aves rapaces colombianas por medio del uso de la cetrería y a la cual distintas corporaciones ambientales del país han confiado sus aves para rehabilitarlas y posteriormente liberarlas. Aceptaron recibir el halcón y a partir de ahí el proceso lo dejamos en sus manos, pero seguimos siempre atentos a su evolución”, relató Cristina Buitrago.
El ave se trasladó por medios aéreos hasta las instalaciones de la fundación en la que aguardaban un equipo de biólogos, ornitólogos, veterinarios y cetreros expertos en aves rapaces para continuar con el trabajo para perfeccionar su vuelo y evaluar el comportamiento a la hora de cazar.
“La evolución del halcón ha sido muy buena, está volando libre, entrenando bajo algunas técnicas del arte de cetrería, pero desafortunadamente al perder la vista por su ojo izquierdo tiene un impedimento muy grande para cazar los señuelos debido a que los halcones, a diferencia de otras aves rapaces, necesitan los dos ojos para tener visión binocular para cazar las presas en el aire”, dijo Álex Ospina Restrepo, director de FADA.
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Bajo este panorama, se continuará el trabajo especial de rehabilitación de este halcón, para determinar si en algún momento será viable permitir su regreso a su hábitat natural sin que corra el riesgo de perder la vida por su incapacidad de defenderse o conseguir el alimento, o si la mejor alternativa es que haga parte de una colección biológica con fines educativos y científicos, que ayuden en la conservación de una especie tan importante, ya que es uno de los halcones más escasos del mundo. En Colombia su registro solo se estima para la Orinoquía y Amazonía.
Para Cornare es fundamental encontrar aliados como la Fundación Águilas de los Andes y su Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces San Isidro, que permitan lograr un mismo objetivo en común que es la protección de la fauna silvestre que cada vez se ve amenazada por diferentes factores.
EL HALCÓN pecho naranja recibió atención en el Centro de Atención y Valoración de Cornare tras sufrir un accidente y hoy ya está rehabilitado./Fotos cortesía Esteban G. Montenegro y Fundación Águilas de los Andes FADA