Paradoja venezolana: escasea la gasolina | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Jueves, 23 de Mayo de 2019
Redacción internacional
Filas de hasta 72 horas hacen ciudadanos. Si no se resuelve la crisis, habría “un colapso total” por falta de combustible a mediados de junio, dicen expertos

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VENEZUELA es una paradoja. Aparte del frenesí político, paralizado por la mano dura del régimen, ahora ha empezado a escasear un bien que, antes de que comenzara este año, parecía estar destinado a nunca desaparecer: la gasolina.

La crisis humanitaria, lejos de resolverse con los planes de reestructuración lanzados por Nicolás Maduro y respaldados por sus aliados, se ha agudizado con la escasez de crudo y el mal estado de las refinerías, lo que ha conllevado a que el suministro de combustible se vea limitado.

En un foro realizado por Voluntad Popular, partido opositor, cuyo líder es Juan Guaidó, se concluyó que hoy el país no está produciendo “más de 30.000 barriles de gasolina”. “Alcanza solo para cubrir a medias a Caracas, pasamos de distribuir hidrocarburos a las islas del Caribe y países vecinos a tener que comprarlo para nuestro propio consumo”, ha denunciado el diputado Cipirano Heredia.

Este desinfle de la producción ha llevado a que en varias regiones de Venezuela se vean largas colas, algo habitual, pero no en la dimensión de ahora, con escenarios como demorarse en una tanqueada “hasta 72 horas”, denuncia el periódico El Nacional, de Caracas.

El jefe opositor, Henrique Capriles, ha dicho que la escasez “no solo son colas”. En Twitter ha denunciado que estados como “Táchira, Zulia o Mérida están paralizados, sin clases y sin poder movilizar al país los alimentos que producen”.

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Crisis del petróleo

Expertos coinciden en que la crisis del combustible reúne una serie de factores explicativos, como la baja producción de crudo, la parálisis casi total de las refinerías y un manejo inadecuado en la dirección y administración del aparato petrolero.

Para Antonio González (cambiamos su apellido por seguridad), un ingeniero petrolero que llegó a tener un puesto importante en la dirección de exploración en Pdvsa, despedido tras el paro de 2002, el problema es que “las refinerías del país, de cinco o seis que hay, solo están funcionando dos (…) y, estas solo al 15%”, le contó a EL NUEVO SIGLO.

Se trata de las refinerías de Amuay y Cardón, ubicadas en Paraguaná, una extensa península que históricamente ha sido sede de la explotación petrolera venezolana desde los tiempos de Marco Pérez Jiménez, gobierno bajo el cual se decidió que el país se convertía en monoproductor de petróleo.

La Refinería de Amuay, una de las más importantes del país, se incendió hace dos meses, obligando al desalojo de los trabajadores. Horas más tarde, Pdvsa informó que la situación era de completa “normalidad”, sin dar a conocer daños que afectaran la producción.

En este momento, queda muy poco del boom petrolero que se fraguó unas décadas después. De acuerdo a González, Venezuela “llegó a producir casi 600.000 barriles de combustible. Abastecía la demanda nacional y exportaba”, pero hoy, como han denunciado varios analistas, no pasa de los 30.000.

Ahora, por la poca producción local, golpeada por las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump, el régimen de Maduro ha acudido a las importaciones de crudo desde países aliados, probablemente de Irán, Turquía o Rusia.

“Tenemos información de que el régimen usurpador está trayendo cargamentos de gasolina desde otros países para surtir a Caracas, pero es muy poca y solo servirá para paliar la crisis”, explicó el experto en petróleos, José Toro Hardy, en un foro.

Las sistematicidad de la crisis se ha agudizado desde que llegó Maduro al poder y le entregó parte importante de Pdvsa a los militares, sin embargo, tiene antecedentes desde los tiempos de Hugo Chávez, cuando este decidió despedir a casi la mitad de los ingenieros y administradores de la estatal petrolera.

Entre diciembre de 2002 y enero de 2003 la gerencia de Pdvsa inició un paro que buscaba la renuncia de Chávez. Para suplir el déficit de combustible, el socialista decidió importar gasolina desde Brasil y despidió a más de 20.000 trabajadores, muchos de ellos calificados.

En un mes, sin gasolina

Para Voluntad Popular, la oferta de gasolina en Venezuela tiene los días contados. El partido opositor estima que, teniendo en cuenta las dificultades por las que pasa la producción local, hay “gasolina para tres semanas y si esa situación no se resuelve, para mediados de junio, pudiéramos presentar un colapso total del sistema de combustible”.

Mientras que el casi paralizado aparato petrolero intenta suplir el consumo interno de combustible, la escasez es cada vez más grande en casi toda Venezuela. Provea, una ONG en defensa de los derechos humanos, ha denunciado que “de occidente a oriente, de norte a sur, las personas que quieran garantizar gasolina para sus vehículos deben tardar más de seis horas y en algunos lugares hasta 72 horas”.

En la frontera con Colombia, en los estados Zulia y Táchira, se han suspendido varias actividades, incluyendo las clases en instituciones educativas “por la imposibilidad de estudiantes y educadores para llegar a clases”, dice la Universidad de Los Andes.

Según el diputado Franklyn Duarte, en diálogo con la AFP, hay personas que “pasan una y hasta dos semanas en cola”, para llenar el tanque de su carro.

Para constituir el suministro de combustible las autoridades chavistas han organizado un sistema de turnos con pintura, que, dicen, sirve para respetar el orden de la cola. Sin embargo, VPI ha dicho que “cooperativas de transporte” han denunciado que “funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana cobran entre Bs. 10.000 y Bs. 15.000 para surtir de combustible los autobuses, si no se les cancela no permiten llenar el tanque de gasolina completo”.