HIZO una arriesgada apuesta por su futuro político y la ganó. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, convocó a sus bases a expresar en las calles un respaldo a su modelo de gobierno y defensa de la institucionalidad y recibió un masivo espaldarazo en todas las ciudades.
Blanco de críticas por un presunto mal manejo a la pandemia y sus reiterados cuestionamientos al sistema electrónico de votación, que desembocó en un enfrentamiento con dos magistrados del Supremo Tribunal Federal (STF) al igual que la apertura de investigaciones en su contra por supuestamente propagar informaciones falsas, el mandatario evidenció el mayoritario respaldo popular.
"A partir de hoy empieza a escribirse una nueva historia en Brasil. Pido a Dios que, más que sabiduría, me dé fuerza y coraje para decidir debidamente. Las decisiones no son fáciles. No elijan el lado de la confrontación. Siempre estaré junto al pueblo brasileño", dijo el presidente a la multitud en Brasilia, palabras que más tarde repitió en las atiborradas calles de Sao Paulo.
Bolsonaro, cuyo índice de popularidad cayó al 24% -su nivel más bajo desde que llegó al poder en 2019-, arremetió de nuevo contra los jueces del Supremo y aunque dejó en claro que “no queremos ruptura ni pelearnos con ningún poder” fue enfático en señalar que “no podemos permitir que una persona coloque en riesgo nuestra libertad".
En medio de fuertes operativos de seguridad no sólo ante el riesgo de enfrentamiento de sus seguidores con opositores, quienes también salieron a las calles, sino de infiltrados armados en la jornada, se cumplieron las masivas marchas de los bolsonaristas.
El blindaje policial en Brasilia estuvo a cargo de 5.000 agentes. Allí la jornada arrancó muy temprano con el acto oficial del izamiento de bandera en el Palacio de la Alvorada, la residencia del jefe de Estado. Pero Bolsonaro no aguardó el fin de la ceremonia: se subió a un helicóptero para sobrevolar la concentración de sus partidarios en la simbólica Explanada de los Ministerios, donde decenas de miles de personas ondeaban banderas del presidente, rezaban y pedían el impeachment de los jueces que abrieron investigaciones contra el mandatario.
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"Nuestra bandera nunca será roja", coreaban los manifestantes, en alusión al color del Partido de los Trabajadores, de los exgobernantes izquierdistas Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016).
"Vine a luchar por nuestra libertad, para librar al país de ese bando inmundo de políticos corruptos que están en el STF. Bolsonaro tiene nuestro apoyo para sacarlos", dijo a la AFP el agente de seguridad Márcio Souza, de 45 años, vistiendo una camiseta amarilla con la cara del mandatario estampada.
Otra manifestante, la destina Morgana Freitas, de 27 años, sostuvo: "Votamos a Bolsonaro y estamos siendo gobernados por la corte suprema. Están imponiendo sus decisiones. Votamos al presidente y no está logrando gobernar".
Llamó la atención que el gran número de jóvenes bolsonaristas, ya que equivocadamente se pensaba que el mayoritario respaldo al mandatario era de adultos y personas mayores de los 60 años.
En la noche del lunes, cientos de manifestantes se concentraron en la región central de la capital. Tras romper un bloqueo policial, muchos de ellos ingresaron con camiones y otros vehículos por la avenida que conduce al Congreso, al Supremo Tribunal Federal y otros edificios del gobierno.
"¡Acabamos de invadir! La policía no pudo contener al pueblo! Y mañana vamos a invadir el STF", gritaba uno de los partidarios del presidente en un video difundido por los medios locales.
Vale recordar que el mandatario brasileño libra desde hace meses una batalla pública contra dos jueces del máximo tribunal: Alexandre de Moraes y Luis Roberto Barroso.
Moraes, a cargo de ese caso, no sólo incluyó en agosto pasado a Bolsonaro entre los investigados, sino que ordenó cárcel para dos de sus militantes (un comunicador y un camionero) por supuestamente articular a través de las redes sociales “actos antidemocráticos para el 7 de septiembre”.
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Movilización en Rio
Paralelamente, decenas de miles de personas también se congregaron desde temprano en la Avenida Paulista, la principal vía de Sao Paulo -la mayor metrópoli del país (sureste)- y cientos más desfilaron en la playa de Copacabana con banderas brasileñas en señal de apoyo al dirigente.
Todos los bolsonaristas que salieron a las calles expresaron que su objetivo era defender la "libertad" y a su líder presidente, objeto de una arremetida del poder judicial.
En las multitudinarias marchas de ayer, a lo largo y ancho del gigantesco Brasil, inclusive se pudo ver a policías apoyando al jefe de Estado, pese a que en algunas regiones sus autoridades locales y judiciales habían adoptado medidas para impedir que éstos acudieran a la jornada, por considerar que el reglamento se los impide, incluso en sus días libres.
"Es un crimen (prohibir la manifestación de policías), digno de una dictadura. Quieren reducir el movimiento. Pero un policía de civil en su día libre puede contribuir con la seguridad del evento", sostuvo la semana pasada el presidente Bolsonaro al conocer las medidas establecidas en algunas zonas.
El mandatario brasileño se jugó "el todo por el todo" y, sin duda, salió fortalecido, teniendo su “día de independencia” en la jornada que precisamente conmemoraba esa importante efeméride.
El politólogo de la Universidad Estatal de Río de Janeiro había indicado que lo que ocurriera en las calles este martes podría “marcar un punto de inflexión”. Y la jornada evidenció que ello es así no sólo por la gran demostración de fuerza popular que tiene Bolsonaro que le dará un impulso a su anunciada reelección frente al no oficializado expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, porque su gobierno tendrá más margen de maniobra frente a la actual situación.
Para Mauricio Santoro, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, es la primera vez desde la vuelta de la democracia en Brasil que se "vive una situación así", "semejante a lo que vimos en países como Hungría, Polonia, Venezuela y en Estados Unidos durante Trump".
A 13 meses de las elecciones presidenciales, "lo que estamos viendo hoy es un ensayo general de Bolsonaro" para entonces, agregó este profesor de Ciencia Política.
Todas las encuestas realizadas sobre el presunto escenario presidencial entre Bolsonaro y Lula da Silva, el expresidente izquierdista condenado y aún bajo procesos judiciales por corrupción, dan ventaja a este último. Sin embargo, habrá que esperar a que inicie en firme en esta carrera por el poder y tener en cuenta que en esta fiesta nacional de independencia fueron miles de miles los que evidenciaron en las calles su respaldo al presidente-candidato.
Jugada política, arriesgada apuesta, táctica manipuladora y estrategia calculadora. Estos fueron algunos de los calificativos que se dieron a la convocatoria realizada por el mandatario brasileño. Acogida masivamente y en paz, lo que hoy evidencia Brasil es que por encima de la tradicional polarización política -como la hay en cualquier país- es un abrumador espaldarazo popular a defender la libertad y las instituciones.