EN la antesala de las elecciones en Nicaragua, calificadas como una ‘farsa’ por propios y extraños ya que el tándem de poder, Daniel Ortega y su esposa vicepresidente Rosario Murillo encarcelaron a todos sus competidores, el miedo y la desesperanza reina en el país centroamericano. Al mismo tiempo se elevan las voces de alarma sobre lo que ocurrirá allí tras los comicios del domingo.
Una de ellas es la de la excomandante guerrillera Mónica Baltodano, quién aseguró que el Frente Sandinista, con el que luchó para derrocar en 1979 la dictadura somocista en Nicaragua, es hoy una organización que explota el "miedo" y la pobreza para mantener en el poder al presidente Daniel Ortega.
No es "sandinismo", es "orteguismo", aseguró.
Para Baltodano, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln) que surgió en los años 1960 y lideró la revolución de 1979, es la "antítesis" del "verdadero sandinismo", un "aparato en defensa del poder" de Ortega -y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Baltodano, también historiadora, se exilió en agosto con su familia ante la "persecución" que -dijo- sufrían por parte del gobierno. No quiso revelar el país donde se refugió tras salir de Nicaragua en plena oleada de detenciones contra la oposición, previa a los comicios.
En los años 1970 dirigió comandos guerrilleros, ocupó altos cargos en el gobierno revolucionario en los años 1980, fue electa en 1994 miembro de la dirección del FSLN y diputada de 1997 a 2002, cuando fue expulsada del partido por criticar el liderazgo vertical de Ortega y denunciar actos de corrupción estatal. Volvió a ocupar una curul de 2007 a 2012 por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS, disidente del FSLN).
Autora del libro "Memorias de la lucha sandinista", Baltodano es parte de la disidencia del FSLN a la que Ortega califica de "traidores", y habló con la AFP desde su lugar de exilio:
¿Cómo era el sandinista de antes y cómo es el sandinista de hoy?
Como revolucionarios en aquellos años ser sandinista era luchar por la liberación de Nicaragua de la dictadura somocista apadrinada por el imperialismo norteamericano. El sandinista tenía que ser honrado, ejemplar, con una entrega sin límites. Nuestra aspiración era una Nicaragua en democracia, con justicia social y económica.
Para mí ser verdadero sandinista hoy es luchar contra la dictadura Ortega-Murillo, acabar con la opresión que practican contra todo el pueblo. El verdadero sandinista hoy no puede estar con un régimen que hace todo lo contrario de los principios y valores sandinistas.
¿Cómo se explica la transformación del FSLN?
Es el resultado de un largo proceso que comenzó con el control absoluto que logró Daniel Ortega, primero privatizando al Frente Sandinista, al que convirtió luego en aparato electoral a su servicio.
Después, el control progresivo de todos los poderes le facilitó disponer de una fuerza en donde se integraron todo tipo de lacras provenientes del sandinismo, del somocismo, liberalismo, empresarios y bases cuyos intereses son fundamentalmente materiales, aunque se pretendan justificar con diatribas y retórica izquierdizante.
Ese es el orteguismo. No niego que aún quedan sectores populares nostálgicos de la revolución del 79, pero la mayoría se mueve por intereses materiales. Por necesidad. El orteguismo, aunque surgido del sandinismo, es la antítesis de sus valores y principios históricos.
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¿Cómo se organiza el FSLN y mantiene la cohesión en sus filas?
La organización es absolutamente vertical. Todo lo decide la pareja presidencial. La subordinación del resto de fuerzas la consiguen con la combinación de premio y castigo. Quien se sale de sus orientaciones o las cuestiona es castigado, excluido del paraíso. Así controlan además todos los demás poderes. Por eso vemos caer alcaldes, jueces, magistrados, ministros, y diputados, con un chasquido de dedos, sin pasar por ningún procedimiento legal. El miedo y la necesidad hacen el resto.
¿Cómo califica al FSLN de hoy?
Es un aparato, un tendido cuya misión es la defensa del poder de la pareja (presidencial) y de todos los elementos que conforman el aparato. Es usado para transmitir las orientaciones de arriba hacia abajo, dentro y fuera de los aparatos estatales. Parte de sus elementos constitutivos son las fuerzas paramilitares, con las que se reprimió a cientos de jóvenes en 2018. Un tenebroso aparato de vigilancia y denuncia de cualquier disidencia.
¿Qué viene en Nicaragua después de las elecciones?
La continuidad del estado de cosas. El 7 de noviembre habrá una simulación perversa y macabra. Todo está diseñado para tratar de dotar de legitimidad al régimen.
Los ‘respaldos’ de Ortega
El cuarto mandato lo tiene asegurado el tándem de poder ya que cooptó todos los poderes y acomodó la Constitución a su favor. Y, en línea con el modelo venezolano, empoderó a los militares, el cimiente para perpetuarse en el poder.
Durante sus 14 años sucesivos en el poder -a los que sumará otros cinco- Ortega, quien también gobernó en la década de 1980, revirtió leyes sobre la separación del poder civil y militar, e incorporó a militares activos o en retiro a instituciones del Estado.
En los últimos años, dice la experta en temas militares Elvira Cuadra, en el exilio, el aparato militar "se ha plegado políticamente" a Ortega, y esa alianza, "también económica", será crucial para su "modelo de gobernabilidad" a partir del 2022.
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Los militares son dueños de supermercados, tiendas, un hospital, ferreterías.
Su brazo financiero, el Instituto de Previsión Social Militar (IPSM), cotiza en la bolsa de Nueva York y según una investigación de la revista Confidencial tiene invertido en bonos en Estados Unidos al menos 35% de sus fondos, que estimó en unos 100 millones de dólares.
El Ejército y la Policía fueron señalados por organismos de derechos humanos de la violenta represión de las protestas de 2018 contra el gobierno. De igual forma, Estados Unidos los acusó de dar armas a grupos de encapuchados que actuaron contra los manifestantes, y sancionó en 2020 al jefe del Ejército, Julio Avilés, y al director de la Policía, Francisco Díaz, consuegro de Ortega.
"El principal instrumento de represión, es la policía para intimidar, pero también el poder judicial para poner preso a todo el que disienta", sostuvo la defensora de derechos humanos Vilma Núñez, al referirse a los cerca de 150 opositores presos.
En el plano económico, las remesas se han convertido en el motor de crecimiento, el cual cerraría el año entre un 6% y 8% este año, según el Banco Central.
El analista Eliseo Núñez comentó que dichos giros familiares, que rozaron los 1.400 millones de dólares entre enero y agosto, al igual que los aportes de organismos como el Banco Mundial, el FMI, el BID y el BCIE, de más de 1.000 millones de dólares en lo que va del año, son el sostén financiero.
Y, con al menos tres dirigentes empresariales presos, los analistas dan por descontado que el sector empresarial negociará con Ortega en resguardo de sus intereses, como en el pasado.
De otra parte el apoyo de Rusia ha sido clave. Una flotilla de 250 autobuses rusos circulan desde hace días por las calles de Managua, habituada al desvencijado transporte urbano. Y un busto del cosmonauta Yuri Gagarin acaba de ser develado en un parque de la ciudad.
Los taxis, el trigo, las vacunas anticovid Sputnik, hasta una estación satelital, un instituto de biotecnología y el armamento, dan cuenta de la creciente presencia rusa en Nicaragua.
"Gracias al presidente Vladimir Putin (...) estamos juntos en la lucha por la paz, la soberanía y la justicia", dijo Ortega recientemente en el acto de entrega de los buses, junto a su hijo Laureano, asesor presidencial y principal enlace con Rusia.