La Semana Santa es una época en la que los canales de TV suelen presentar películas de tinte religioso, aunque a veces traen alguna ambientada en la época romana pero no religiosa.
Yo tuve ocasión de ver “El Milagro de Fátima”, una película portuguesa de 2017, filmada con ocasión del centenario de las apariciones de la Virgen María a tres pastorcitos portugueses, Lucía dos Santos y Francisco y Jacinta Marto, en Cova da Iria, donde hay hoy una basílica en la que reposan los restos de Francisco y Jacinta que murieron niños a causa de la gripa española y fueron canonizados en 2017 por el papa Francisco, y Lucía, que murió en 2005 y era la depositaria de los secretos de Fátima que comunicó al papa Juan Pablo II, uno de los cuales se refería al atentado que casi le cuesta la vida, precisamente el 13 de mayo de 1981 en Roma.
En 1910 se implantó en Portugal un régimen “republicano”, predecesor del sanguinario que surgió años después en España, cuyo propósito era eliminar completamente el catolicismo del país prohibiendo la educación religiosa, expropiando los bienes de la Iglesia, expulsando a curas y obispos y haciendo de la nación un estado laico. Es en ese medio y en plena I Guerra Mundial, en el que se efectuaron las apariciones de la Virgen, quien anunció que la guerra terminaría pronto, se llamó a sí misma “Señora del Rosario” y pidió que se rece esa oración.
En la película todo gira alrededor de Jacinta. La historia es bien conocida: Jacinta es incapaz de guardar el secreto de las apariciones (de mayo a octubre de 2017) y eso genera la alarma de los republicanos y la ansiedad y el alboroto de los campesinos. Aunque los encarcelan, es imposible probarles ningún delito y ni siquiera que estén diciendo mentiras. Las apariciones continúan y, finalmente, el 13 de octubre de 1917 una multitud, que los medios de la época calculan entre cuarenta y setenta mil personas, acude a acompañar a los niños a la cueva. No ven a la Virgen, naturalmente, pero si presencian el llamado “milagro de Fátima” que la Virgen había prometido: una lluvia torrencial cesa súbitamente y el sol “baila”, como dijo un periódico de la época, en medio del arco iris. Un milagro visto por mucha gente para ser negado.
Esta película, que puede bajarse completa por Google -busquen “milagro de Fátima”- es fascinante por su descripción del ambiente político, por su interpretación de las persecuciones a los niños (humildes y temerosos pero fieles a la Virgen) que luego continuaron contra Lucía, y por su presentación del asombroso milagro final.
Antes de la pandemia, unos seis millones de peregrinos visitaban el Santuario de Fátima. Yo tuve la fortuna de hacerlo con los míos hace varios años y tengo un hermoso recuerdo, como el de mi visita a Lourdes. Para entonces sor Lucía, de más de 95 años, no había muerto y era probablemente el único testigo vivo, no digo solamente de las apariciones, sino del milagro de Fátima.
El pasado domingo 4 de abril se conmemoró la muerte en 1919 de Francisco Marto. Estando enfermo, le preguntó Lucía: Francisco, ¿qué te gusta más? Y él respondió: Me gusta más consolar a Nuestro Señor. ¿No te diste cuenta cómo la Santísima Virgen, todavía en el último mes, se puso tan triste cuando dijo que no ofendieran más a Dios Nuestro Señor, que ya estaba muy ofendido? Yo querría consolar a Nuestro Señor y después convertir a los pecadores, para que no le ofendan más”.