Estrategia Trump | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Febrero de 2025

Creo que los gobiernos están examinando con mucho cuidado cómo es el procedimiento del presidente Trump para obtener los objetivos que se propone y cuál sería la mejor manera de lidiar con su manera de actuar. En esencia, se está haciendo un trabajo para entender cuál es la estrategia de Trump y cómo enfrentarla.

Un distinguido profesor de la Universidad de Harvard, ya retirado, y a quien he profesado siempre admiración por su trabajo intelectual, me comentó así su opinión al respecto: "mi impresión es que Trump ejerce una práctica normal en relaciones internacionales, si bien con su sesgo hiperbólico, retórica amenazante para intimidar al otro que así realiza una concesión".

Y entonces, me transmite un recuerdo de hace por allá varias décadas cuando escucho una explicación de quién sería después un Premio Nobel, Thomas Schelling, sobre un posible crimen en Harvard Square. Se trata de un ejemplo que dice así: un criminal exige dinero, pero se comporta amablemente, se lo niego y se va sin un centavo. El otro ejemplo: un criminal zarrapastroso, quizás drogadicto, exige mi dinero y, timorato, se lo doy.

En un correo anterior a la posesión de Trump y a las seis menciones que hizo sobre Panamá y a las afirmaciones tan fuertes que hizo relacionadas con el Canal y el papel de los chinos, me comenta: "¿Qué quiere Trump realmente? En Panamá, quizás sea la expulsión de los chinos del manejo de sus puertos, que requiere romper contratos recién renovados. Puede ser mayor cooperación migratoria, aunque el presidente Mulino parece muy dispuesto a eso sin necesidad de esta amenaza".

Como han explicado varios analistas, Colombia no estaba en la agenda inmediata del presidente Trump y las sanciones que siguieron a los trinos del presidente Petro, se dice, estaban preparadas para otros países. Esos mismos comentaristas dicen que Petro resolvió pedirse primeras y así se convirtió en el punto de referencia al dar oportunidad a Trump de mostrar, y de qué manera, cómo sería su respuesta en el caso de qué algún gobierno se interpusiera contra sus demandas.

Esto ha quedado demostrado en varias declaraciones del secretario de Estado, Marco Rubio, quien cita específicamente el caso de Colombia como una referencia obligada que le sirve de lección anticipada a otros gobernantes. Y, luego tenemos, lo ocurrido con México y Canadá quienes parecen haber aprendido muy bien la lección del Nobel Schelling y de la experiencia colombiana. Buen trato, una conversación inteligente y se llega a acuerdos mutuamente aceptables y no me sorprendería que en algunos casos se haya llegado más allá de las expectativas. Ahora tenemos otros puntos de referencia. Y en ambos casos los ejemplos que recuerda el distinguido profesor, ya retirado de la universidad de Harvard, comprueban su validez.

Y como estamos apenas en el comienzo, no sobra llamar la atención sobre esas reflexiones que parecen elementales pero que si no se toman en cuenta llevan a situaciones tan críticas, ahora se dice brutales.

Se habla de los canales diplomáticos como la gran solución y así ha sido en los casos más complejos de la historia del último siglo, por ejemplo, en el de la crisis de los cohetes entre Cuba y Estados Unidos que nos colocó al borde de una guerra nuclear. Los ejemplos sobran. Los desayunos, almuerzos, cocteles y comidas que caracterizan el oficio de una embajada buscan precisamente establecer contactos personales, relaciones de confianza que permitan una salida razonable en casos en los cuales como que se ha perdido la confianza y el buen entendimiento. Uno muy reciente, cercano y que viví personalmente durante más de 12 horas fue el de la corbeta Caldas y la peligrosísima situación que se fue presentando con Venezuela. Y quien lo creyera, como lo narra muy claramente Pedro Gómez Barrero, entonces embajador en Caracas en sus memorias, fue gracias a la muchacha del servicio en la casa del ministro de Relaciones Exteriores venezolano que se logró una conversación que había sido imposible durante el día con diferentes niveles del gobierno venezolano. La doméstica era colombiana y como fue muy característico de Pedro Gómez ella había sido muy bien tratada, precisamente, gracias a esos encuentros sociales. Quién lo creyera. Clave para resolver una complejísima situación.

Y no sobra que otros sectores del país tengan también contactos que en la hora de la verdad sirvan para ayudar a superar situaciones muy difíciles.

Como le respondió Trump a un periodista que le preguntó qué lección dejaba el conflicto con Colombia: "la fuerza es lo que garantiza la paz”. Ojalá sea la fuerza del derecho, de la Constitución, de la ley, de los tratados y convenciones internacionales.