Hace siete años, en una entrevista que le hice al prestigioso economista británico James Robinson, autor de “¿Por qué fracasan las naciones?”, me dijo: “La historia de Colombia siempre ha estado marcada por arreglos entre políticos y empresarios poderosos. Constantemente los intereses de la gente del común son anulados por quienes están políticamente conectados. A pesar de que hay un gran talento empresarial en el país, al final del día, la única forma de hacer dinero es crear monopolios y hacer que el Gobierno los haga crecer" Eso explica el anuncio para ayudar a Avianca.
El Ministerio de Hacienda anunció que está dispuesto a darle un préstamo a la aerolínea hasta por 370 millones de dólares. Justificándolo en el salvamento de 500.000 empleos y en el sostenimiento de la conectividad del país. Dos argumentos débiles, pues el préstamo queda sujeto a que la empresa llegue a un acuerdo con sus acreedores a través de un proceso de bancarrota en Estados Unidos. Proceso que requiere que Avianca apruebe un plan para volver a ser rentable después de haber perdido más de $800 millones de dólares en 2019. Eso implica, además de renegociar la deuda, el despido de trabajadores y el cierre de rutas no rentables. Así que garantizar esos empleos y la totalidad de la conectividad del país se ve muy bonito en el papel, pero poco creíble en la realidad.
Este favor del Gobierno le permitirá a la aerolínea llegar a un acuerdo con sus acreedores, pero plantea interrogantes para el país: ¿A nivel financiero es una buena jugada? Aún no sabemos a qué tasa de interés se dará este préstamo y si la rentabilidad que logre será lo suficientemente alta para compensar el riesgo que conlleva sacar recursos del FOME para ayudar a un privado. No sabemos tampoco qué pasará si el proceso de reestructuración no es exitoso y si la aerolínea no logra pagar lo que debe ¿Habrá más préstamos? ¿O acabará el Estado como accionista y asumiendo todas las pérdidas?
Pero lo más difícil de entender es ¿Por qué hacerlo con Avianca, domiciliada en Panamá para pagar menos impuesto en Colombia, y no con el resto de empresas del país? ¿Por qué utilizar dinero público para una aerolínea y no para salvar mipymes que, según cifras del Dane, representan más de 90% del sector productivo y generan el 80% del empleo? ¿Por qué no utilizar esa plata en “matriculas cero” para garantizar la educación de los jóvenes? O ¿Por qué no distribuirla entre todas las aerolíneas que lo necesitan?
Como bien lo decía el profesor Robinson, las empresas son exitosas en Colombia por sus conexiones políticas y Avianca Holding es un ejemplo de ello. Como es sabido ya la empresa tiene como vicepresidenta de relaciones estratégicas a la hermana del presidente Duque. Quien maneja las relaciones externas de la compañía, lo que sorprendentemente también incluye las del Gobierno. Probablemente esta no sea la única explicación de una decisión completamente inequitativa. Pero sin duda es la representación de una cultura que se niega a morir, la de grandes empresarios centrados en construir y proteger monopolios a través de sus conexiones políticas.