Un disparo que toma forma de escultura sonora es el resultado de Escenario para tres circunstancias: A, B, C, una intervención espacial propuesta específicamente para el Salón de Fundición del Museo de Arte Moderno de Medellín.
El MAMM ha destinado para su exhibición el Salón de Fundición, en la sala central del edificio, nombre que recuerda la lógica productiva que se daba anteriormente en este lugar y que es finalmente de donde sale el nombre de esta actividad: Un escenario entre la seguridad y la educación.
Cuatro disparos (acertados o no) hacen parte del rito de graduación al que se enfrenta un aspirante a agente de vigilancia, quince días después de iniciar el curso en una escuela de este tipo. Los alumnos son jóvenes tentados por el mundo castrense, pero la gran mayoría son personas con pocas posibilidades económicas que encuentran en este campo la manera de alcanzar un sueño de formación y optar por una alternativa de empleo.
Esta situación encierra claramente una paradoja compleja que nos confronta con el sistema educativo que tenemos y, sobre todo, con el papel de la educación frente a la sensación de seguridad. Una sociedad que educa a un grupo humano para defender a otro más privilegiado. Pero ¿defenderlo de quién? Posiblemente de la misma comunidad vulnerable de la que estas personas provienen. Así resulta que la misma base social es la que se enfrenta: unos del lado de la ley y el orden, y otros de las bandas organizadas.
La inquietud del artista Oswaldo Maciá nace de un contacto directo con esta realidad, tras oír unos disparos de arma corta en el centro de Medellín, en uno de sus viajes de investigación para definir su participación en el MDE11, decide trabajar con este ruido para convertirlo en una realidad estética, dispuesta para la reflexión y el disfrute.
Un disparo toma cuerpo y relevancia absoluta como volumen de arte, se convierte en una escultura sonora que se incorpora a nuestra vivencia sensorial desde la memoria que tenemos de ese sonido.
El enunciado del MDE11: "Enseñar y aprender, pedagogías del arte", es tomado por Maciá como un detonante creativo y a partir de él cuestiona la problemática entre dos factores concretos de la sociedad contemporánea: la seguridad y la educación; generando tres circunstancias: A, B, y C, dispuestas en un solo escenario.
Escenario para tres circunstancias: A, B, C es una pieza de arte no convencional que contempla tres momentos o circunstancias, así:
-Circunstancia A: la componen los objetos escultóricos dispuestos en el espacio central. Desde una tribuna metálica el público es oyente y espectador al mismo tiempo, frente a las esculturas geométricas flotantes, dispersas de tal forma que el visitante puede interactuar con ellas. Su forma original es un cuadrado perfecto fragmentado en siete partes.
-Circunstancia B: tiene que ver directamente con el tiempo. Es la repetición y el silencio tangible en un paisaje sonoro. La composición hecha por el músico Saul Giner, tomando como base el melisma, permite entrelazar lo visual y lo acústico en la obra. El sonido navega entre los espacios que separan los bloques geométricos, llenando con su gramática los silencios del escenario.
-Circunstancia C: cuando la mente suma o fusiona los sentidos A (espacial) y B (auditivo), surge entonces una nueva circunstancia C. Estamos frente a una percepción singular, idónea para cuestionar nuestro conocimiento, releer, borrar o redibujar lo percibido.
En estas tres circunstancias los referentes quedan reducidos a simples anécdotas que alimentan la creación de una experiencia autónoma. Aquí, cada uno verá trastocada su capacidad de entender, de recurrir a la memoria para sustentar la vivencia y la imaginación alarmada encontrará buen aire para volar.