Reingeniería al Campeonato Mundial de Ajedrez para hacerlo más emotivo | El Nuevo Siglo
EL NORUEGO Magnus Carlsen, quien se cansó del formato con el que se disputa el Campeonato Mundial de Ajedrez. / AFP
Viernes, 7 de Febrero de 2025
Redacción Deportes

Alejado de la disputa del título mundial de ajedrez por decisión propia, el noruego Magnus Carlsen mueve las fichas para darle un nuevo impulso al juego ciencia y abrir la partida a un mayor número aspirantes a ser el rey de esta disciplina.

Tras ser el dueño del trono en cinco oportunidades consecutivas, primero en 2013 al lograr el título y luego al defenderlo en cuatro ocasiones, el noruego decidió en 2023 no defender su corona, cansado del formato de la competición y de sus series de partidas largas.

“Con el formato actual no hay ninguna posibilidad de que participe en el Torneo de Candidatos”, declaró, y desde entonces se ha mantenido en su posición.

Es por ello que el quíntuple campeón ha propuesto cambiar las reglas del Campeonato del Mundo de Ajedrez para evitar la sobredosis de empates.

Carlsen cree que el ajedrez clásico no es la mejor manera de determinar quién es el jugador más fuerte, porque es “demasiado indulgente” y permite a los jugadores ocultar las deficiencias de su juego.

Según el noruego, con el formato actual de las partidas, cuando un jugador tiene los mismos puntos que su oponente, si empata una partida en el match no se queda atrás. Así que unas tablas no son realmente un castigo.

“En un torneo de todos contra todos, te quedarías atrás si el líder obtiene un 1, estás más animado a intentar ir por la victoria. Y también, sería más difícil prepararse contra diferentes oponentes en lugar de uno solo”, señaló.

Añadió que “mi sugerencia para un campeonato mundial sería un torneo de candidatos de ocho jugadores, doble ronda robin. Con el actual campeón del mundo automáticamente calificado para la participación, los demás tienen que trabajar para ello”.

Actualmente, el Campeonato Mundial de Ajedrez se disputa a 12 partidas y entre dos jugadores. El retador se clasifica al ganar un torneo de candidatos de ocho aspirantes. Los participantes son el perdedor del partido anterior, dos jugadores de la serie Grand Prix, dos jugadores de la Copa del Mundo, dos jugadores por clasificación y un comodín de los organizadores.

“Desde hace mucho tiempo creo, y lo he expresado públicamente, que debería haber un nuevo sistema de ciclo del Campeonato Mundial que sea equilibrado y justo”, escribió Carlsen.

“En resumen, creo firmemente que el mundo del ajedrez debería evolucionar hacia un sistema más justo”, aseguró.

Más equitativo

Además, Carlsen ha manifestado que desde “hace tiempo pienso que sería más equitativo pasar a un torneo eliminatorio anual, similar a la Copa del Mundo. Este cambio mejoraría las probabilidades de convertirse en campeón del cuando para casi todos los ajedrecistas, con la excepción del campeón actual y, potencialmente, algunos otros jugadores de primer nivel que ya no serían los favoritos con el formato actual. La creación de eventos clasificatorios regionales combinados con puestos de clasificación, la participación de todos los mejores jugadores del mundo y el título indiscutible de campeón del mundo en juego, realmente creo que esto haría que el ciclo del Campeonato del Mundo fuera más accesible para todos”.

Las sugerencias de Carlsen no son nuevas. Como él mismo señala, ya había criticado el formato en el pasado y había planteado en varias ocasiones la cuestión de los privilegios del campeón del mundo.

Paso innovador

Carlsen, mejor jugador de ajedrez de la última década, ha dado un paso para innovar hacia un juego más creativo, la variante 960 o ‘freestyle’.

El noruego quiere situar en el centro del debate una variante del juego, el ajedrez 960, o ajedrez aleatorio, de la cual el mítico ajedrecista estadounidense Bobby Fischer fue un gran admirador.

En el ajedrez 960 las reglas de movimiento de las piezas son idénticas, pero la posición de salida se elige por sorteo antes de la partida entre 960 combinaciones posibles, número que da nombre a esta variedad de juego.

Hay pese a todo algunas reglas para la formación de combate: los peones se alinean como en el ajedrez tradicional, en la segunda fila, por delante de las demás piezas; el rey tiene que situarse entre las dos torres; en cada bando los alfiles tienen que situarse en casillas de distinto color; y la posición de blancas y negras es simétrica.

Con 960 posibilidades de arranque, es inútil memorizar las aperturas de cada partida, como ocurre en el ajedrez clásico, donde cada posibilidad con sus variantes está grabada en la memoria de los grandes ajedrecistas.

Con estos ingredientes, los organizadores prometen partidas más creativas desde el principio, abiertas, con más errores y vuelcos inesperados.

Si la variante tiene éxito, podría transformar el mundo del ajedrez como lo ha hecho la relevancia creciente de las partidas por internet a partir de la pandemia de covid-19, con el aumento de torneos en línea con mayores dotaciones.

Pero la variante 960 no es la única innovación aportada por Carlsen a su deporte: los torneos se disputan en dos tiempos, con clasificaciones y fases finales de eliminación directa y tiempo de juego reducido.

El noruego, que tiene en su palmarés 17 títulos de campeón mundial contando las diferentes modalidades, critica desde hace tiempo los formatos actuales, principalmente las partidas largas para el título mundial más prestigioso.

Para llevar a cabo su revolución, Carlsen invitó en febrero de 2024 a ocho de los mejores jugadores del mundo para un torneo 960 en Weissenhaus (Alemania), en una lujosa propiedad de su mecenas.

A mediados de marzo pasó a la velocidad superior y anunció un circuito con cinco torneos entre finales de 2024 y 2026. Los 25 mejores jugadores en activo en la clasificación mundial fueron invitados y han respondido de manera favorable, sin duda atraídos por la dotación, muy superior a la de los torneos clásicos, con la ambición de alcanzar un millón de dólares en juego en las fases finales de la competición.

El movimiento se produce fuera del circuito oficial gestionado por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).

A pesar de los medios, tanto económicos como técnicos, el ‘freestyle chess’ debe todavía consolidarse entre los aficionados. / Con agencias