El Banco Central Europeo (BCE) aceleró este jueves el endurecimiento de su política monetaria con un alza de sus tasas de una amplitud inédita, para tratar de refrenar la inflación.
El Consejo de Gobernadores de la institución monetaria aumentó sus tasas de referencia en 0,75 puntos porcentuales (pp), el mayor incremento en la historia del BCE, fuera de un ajuste técnico de 1999.
La tasa de depósitos bancarios del BCE, que sirve de referencia en un contexto de liquidez abundante, pasó de -0,5% a 0% en julio, y ahora pasa a 0,75%.
Durante ocho años, las tasas de depósito se mantuvieron en terreno negativo, una situación excepcional, que buscaba incitar a los bancos de la zona euro a colocar su liquidez en proyectos productivos en lugar de retenerla en las arcas del BCE.
Las otras dos tasas directrices, la que se aplica a los bancos para las operaciones de refinanciación a varias semanas y la que busca la facilidad de préstamo marginal a un día, pasan respectivamente a 1,25% y a 1,50%.
Los aumentos de las tasas buscan desacelerar la inversión y el consumo, para rebajar la presión sobre los precios.
Aun así, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, advirtió que las tasas aprobadas están todavía "lejos" de un nivel capaz de "ayudar a llevar la inflación al 2%", objetivo de la institución.
Ya en julio, el BCE sorprendió con un aumento de 0,5 pp de su tasa, el doble de lo que preveían los analistas.
Ese aumento, el primero en diez años, puso fin a una era de gran facilidad de crédito para estimular la economía de la zona euro, formada por 19 de los 27 países de la Unión Europea.
La perspectiva inicial era hacer lo mismo en septiembre, a menos que la presión inflacionaria aflojase.
Los riesgos
Los precios en el bloque monetario registraron en agosto un aumento de 9,1% interanual, un récord desde la creación del euro y un resultado muy por encima del 2% preconizado por el BCE.
La suspensión de entregas de gas ruso a Europa anuncia además una nueva escalada de los precios de la energía y una inflación de dos dígitos en otoño.
El BCE revisó de hecho al alza su previsión de inflación en la eurozona, a 8,1% este año, frente al 6,8% que proyectaba en junio, y afirmó que el fenómeno seguirá siendo "muy fuerte" durante "un largo periodo".
Para 2023 y 2024, la institución prevé que la inflación sea del 5,5% y del 2,3% respectivamente.
"Hemos cometido errores de previsión [...] porque es virtualmente imposible anticipar e incluir los nuevos modelos como el covid, la guerra en Ucrania, el chantaje de la energía", admitió Lagarde, afirmando que asumía "la responsabilidad".
El alza de las tasas suele ir de par con una reducción de las expectativas de crecimiento económico.
El BCE subió su proyección de aumento del PIB este año en la zona euro, a 3,1%, frente a 2,8% en junio; pero rebajó sustancialmente la de 2023, de 2,1% a 0,9%.
Y esta última proyección puede aun empeorar, con un riesgo de "recesión" si se produce un "corte total" del suministro del gas ruso, señaló Lagarde.
Los analistas prevén otras alzas de tasas en las últimas dos reuniones del BCE en 2022.
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La alemana Isabel Schnabel, una figura influyente del directorio del BCE, afirmó esta semana que "la determinación" es la única forma de enfrentar la disparada de los precios, "incluso a riesgo de un crecimiento más débil y de un desempleo más elevado".
Los anuncios del BCE invirtieron la tendencia alcista de los mercados, con caídas que a media tarde llegaban a 1,62% en la bolsa de Fráncfort, a 1,08% en la de París y a 0,82% en la de Londres.
El euro perdía terreno frente al dólar, cotizándose a 0,9864 unidades por billete verde, en baja de 0,45% respecto al cierre de la víspera
La Fed, por delante
Otros bancos centrales iniciaron hace ya varios meses una política de contracción monetaria.
En Estados Unidos, las tasas de referencia de la Reserva Federal (Fed) se sitúan entre 2,25 y 2,50% y los analistas prevén un aumento de 0,75 puntos porcentuales este mes.
Un aumento agresivo de las tasas de la BCE podría encarecer la financiación de las economías de los países considerados como los más vulnerables del bloque, como Italia.
La institución podrá en ese caso estrenar su nuevo mecanismo, anunciado en verano, para desarticular cualquier ataque especulativo contra las deudas soberanas de sus países miembros, considera Holger Schmieding, economista de Berenberg.