La empresa de acero colombiana Paz del Río denunció que existe una competencia desleal por las importaciones de acero a precios muy bajos desde países con los que Colombia no tiene Tratado de Libre Comercio, como Rusia y China.

Fabio Galán, presidente de esta compañía, dijo a los medios que en el primer semestre de este año las importaciones desde China y Rusia, que son países con los que Colombia no tiene Tratado de Libre Comercio, aumentaron 75 % comparadas contra el segundo semestre del 2023; esto en otros términos es “como si estuviéramos señalando que estos países estarían igualando la producción nacional”.

Según Galán, “Colombia produce en aceros largos en un año cerca de 1.5 millones de toneladas y eso es lo que China fabrica en 13 horas de trabajo”.

Aseguró que esto los "pone en peligro”, pues el precio internacional desde el primer semestre del año 2022 de este producto (aceros de bajo carbono) estaba en US$830 y hoy está en US$551, mientras el precio nacional está en negativo.

Bajos precios

Ante esta situación, el directivo advirtió que China y Rusia están trayendo acero “con precios predatorios, una diferencia el 36 % en precio es insostenible, ahí hay un subsidio evidentemente claro”.

Sostuvo el presidente de Paz del Río que China es el dueño del 56 % del acero mundial y por ello han hecho "los cálculos y el impacto de un aumento (del precio que llegue desde China) del 30 % sería marginal, es de menos 0.5 %”.

Ante esta situación, Galán denunció que existe una competencia desleal por estas compras a precios muy bajos desde Rusia y China.

“Estamos denunciando la agudización de la competencia desleal y alertando sobre el impacto grave que esta situación puede tener en el empleo. Desde Paz del Río hemos venido protegiendo a toda costa los puestos de trabajo, asumiendo incluso pérdidas económicas importantes. Sin embargo, la situación ha empeorado y no podemos solos”, aseguró Galán.

Empleo

Actualmente 21.000 personas derivan sus ingresos de la actividad de la empresa, entre ellas empleados directos, contratistas, pensionados y familias que viven de los encadenamientos productivos generados. A esto se le suma que anualmente la compañía realiza compras por $1,3 billones a proveedores nacionales, 93 % de ellos ubicados en Boyacá.

 “Necesitamos medidas urgentes como país. La más importante es establecer salvaguardias al acero que está ingresando de manera desleal desde China y Rusia”, añadió.

La empresa asegura que se debería tener una política alineada con sus socios comerciales tradicionales, como Estados Unidos y México, que acaban de anunciar de manera conjunta una nueva medida que incluye la imposición de un arancel hasta del 25 % a los envíos de acero chino o ruso que intenten al mercado estadounidense a través de México.

Desde el 2000, China emplea el dumping como estrategia para que sus productos lleguen a más mercados. La problemática entorno al acero es que la producción de este país representa 54 % de la capacidad global, y en lo que va del siglo XXI, el gigante asiático aumentó 700 % su elaboración, según datos de la Asociación Mundial del Acero (WSA por sus siglas en inglés).

Sumado a esto, en la época de la pandemia, el gobierno chino mantuvo su nivel de producción y cerró algunas de las exportaciones, permitiendo generar excedentes de acero, y que hoy en día los deja ofrecer precios bajos.

Hasta la fecha, Colombia tiene tres medidas antidumping contra China; una en el sector acero, que cubre tubos, lavaplatos y tambores metálicos; otra en el agro, que protege la papa congelada; y otra en la cerámica, que cubre vajillas y piezas sueltas.

Aun así, gran parte del mercado está desprotegido, y puntualmente el que se refiere a tejas y las láminas de acero está gravemente afectado. Según la normativa de la OMC, para revisar qué tanto afecta el dumping a una nación, se debe tomar un país subrogado; en el caso de Colombia, el Mincomercio usó a Brasil porque tiene condiciones similares a China, y determinó que el dumping es de 76,47 % para la lámina y de 135,48 % para la teja.