¿Qué tan cerca está el fin de la guerra en Gaza? | El Nuevo Siglo
EN LÍBANO y Yemen se registraron manifestaciones tras confirmarse que el líder de Hamás, Yahya Sinwar, fue abatido por Israel. Hezbolá, en el primero y los hutíes en el segundo país, reivindicaron su apoyo al movimiento terrorista palestino./AFP
Viernes, 18 de Octubre de 2024
Redacción internacional con AFP

DESDE el momento que inició la ofensiva militar contra Hamás, horas después de que esos milicianos islamistas mataron a 1.206 personas en Israel, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 (de las cuales 97 siguen cautivas) el 7 de octubre de 2023, el gobierno israelí expresó públicamente sus objetivos: la eliminación de ese grupo terrorista y el regreso a casa de los plagiados.

Un año y una semana después de ataques a objetivos selectivos con base en información de la inteligencia israelí (una de las mejores del mundo), Israel está a punto de cumplir la primera de esas metas tras dar de baja el jueves en Rafah (sur de la Franja de Gaza) a Yahya Sinwar, el líder de Hamás y quien orquestó, por meses, el mortífero operativo en territorio israelí, en octubre del año pasado, detonante del conflicto actual.

Este duro golpe a la organización terrorista es, sin duda, un punto de inflexión en la guerra. El premier israelí Benjamín Netanyahu lo calificó como el comienzo del fin, líderes mundiales lo consideraron una oportunidad única para negociar un cese al fuego y la liberación de los rehenes, al tiempo que otros temen que los cautivos sean el blanco de la venganza de los milicianos por la muerte de su líder.

Los escenarios son múltiples e inciertos. Y lo cierto es que, como dijo Netanyahu, es el principio más no el fin de la guerra por razones que van desde cumplir con la orden de capturar a todos los autores del ataque del 7 de octubre y lograr la vuelta de "todos los rehenes" hasta determinar quién gobernará la Franja de Gaza tras concluir el conflicto con las garantías de seguridad total para el Estado de Israel.

Tampoco hay duda de que Hamás está más debilitado que nunca. La eliminación de Sinwar estuvo precedida por la del jefe político, Ismail Haniyeh, a principios de agosto, con un dron en Teherán, así como la de Mohammed Deif, el jefe militar de Hamás y (sindicado de ser el otro ‘cerebro’ de la incursión del 7 de octubre a bases, varios kibutz y una fiesta militar 'rave') y la de decenas de mandos medios (comandantes de frentes, expertos en explosivos y estrategas aéreos).

Hay un punto clave que, aunque con escepticismo genera alguna esperanza de que vendrán tiempos mejores y es que el abatido líder fue el mayor obstáculo en las negociaciones que, bajo el auspicio de Catar, Egipto y Estados Unidos se intentaron para poner fin a la guerra y que tuvo como único capítulo positivo el alto al fuego en noviembre que permitió al regreso a casa de varios rehenes a cambio de la liberación de decenas de presos palestinos.

Sin Yahya Sinwar al mando es altamente probable que se posibilite el retorno a las negociaciones, ya que el abatido jefe miliciano era un radical que optó, en contravía de su predecesor, poner la cuestión palestina en primer plano por medios violentos. No creyó nunca en soluciones políticas.

Así lo recordó Leila Seurat, investigadora del Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos (Carp) en París, quien aseguró que como jefe de Hamás en Gaza, Sinwar impulsó una estrategia "radical en el ámbito militar y pragmática en el político…No fue favorable a la fuerza por la fuerza, sino a la fuerza para empujar (a los israelíes) a la negociación”.

La investigadora agregó que fue este hombre de 61 años, gran conocedor de la cultura y defensa israelí ya que estuvo años en una cárcel de Tel Aviv donde aprendió hebreo, se convirtió en líder de los presos palestinos ascendiendo en la jerarquía de Hamás al punto que fue uno de los canjeados por el soldado israelí Gilad Shalit pese a estar condenado a pena de muerte.

“Sinwar impuso su propio tiempo para cambiar la relación de fuerzas en el terreno. Definió su estrategia, tardó un año o dos en montar la operación del 7 de octubre y tomó a todo el mundo por sorpresa", añadió Seurat, recordando que el mismo se hizo militante de Hamás desde 1987, cuando ocurrió la primera Intifada.

Esperanza o riesgo para cautivos

La muerte de Sinwar abrió una luz de esperanza para los familiares de los rehenes, que instaron al gobierno de Netanyahu a iniciar cuanto antes una negociación que, por las razones anteriormente expuestas, visualizan sería “más fácil”.

El Foro de Familias de los Rehenes celebró la eliminación del jefe miliciano, el "responsable del asesinato de miles y el secuestro de cientos" y "uno de los mayores obstáculos" a un acuerdo.

"Llamamos al gobierno israelí, a los líderes mundiales y países mediadores a convertir este logro militar en uno diplomático, a buscar un acuerdo inmediato" para la liberación de los rehenes en Gaza", indicó el grupo el mismo día en que se confirmó el duro golpe a ese movimiento terrorista.

De los 251 rehenes tomados por Hamás, 97 permanecen en Gaza, incluyendo 34 que, según el ejército israelí, estarían muertos.

Sin embargo, varios analistas advierten que hay varios factores de incertidumbre e inclusive una potencial amenaza para los cautivos.

Por ejemplo, Guy Aviad, un experto israelí del Hamás, afirma: "A pesar de que eliminamos a Sinwar, por el momento hay un grave peligro para los rehenes".

Según este historiador militar, el hermano menor del líder asesinado, Mohammed Sinwar, quedó a cargo de los rehenes y "tal vez intente vengar la muerte de su hermano".

Otros advierten que si bien por ahora se puede propiciar un vacío de poder en Hamás, para sus militantes, la muerte de Sinwar puede envalentonar tanto a sus seguidores como a Hezbollah, los milicianos terroristas que desde el Líbano abrieron otro frente de guerra con Israel en solidaridad con sus pares palestinos.

Para el analista de Oriente Medio Andreas Krieg, del King's College de Londres, existe el riesgo de que la actual situación perjudique las perspectivas de los rehenes, tanto por ser la llave para forzar una negociación que satisfaga todas sus demandas como porque Israel podría desechar la misma ya que ahora está mucho más cerca de una solución militar que le permita liberar a los cautivos.

Por ahora y tras confirmar la muerte de su máximo líder, Jalil al Hayya, un alto cargo de Hamás radicado en Catar advirtió que no liberará a los rehenes hasta que Israel ponga fin a la guerra en Gaza, se retire del territorio palestino y suelte a los palestinos encarcelados.

Los rehenes no quedarán libres "a menos que cese la agresión contra nuestro pueblo, se produzca una retirada completa, y nuestros heroicos prisioneros salgan de las cárceles de la ocupación", añadió.

Por su parte el miembro del buró político de esa milicia islamista, Basem Naim, dijo a AFP que "parece que Israel piensa que matar a nuestros líderes significa el fin de nuestro movimiento y la lucha del pueblo palestino…Se equivoca".

Pero sin duda, los golpes israelíes a Hamás tienen hoy a ese movimiento más debilitado que nunca y en una “deflagración sicológica”, como apunta David Khalfa, especialista de la región y autor del libro " Israel-Palestina, año cero", quien sin embargo considera que “esa acumulación de reveses no significa que Hamás vaya a desaparecer, así como así”.

Recuerda que "aunque el movimiento estaba muy debilitado desde mitad de año, logró reconstituir unidades, como ya vimos en Jabaliya (en el norte de la Franja), y su influencia sigue siendo muy grande en Gaza, por medio del control de la ayuda humanitaria".

Fue precisamente allí donde las fuerzas de defensa israelíes centraron su ofensiva este viernes, con bombardeos que dejaron 33 fallecidos y varios heridos. En otro operativo, en Rafah, dieron de baja a Mahmoud Hamdan, guardaespaldas de Sinwar y quien ejercía como comandante del batallón de Hamás en Tel al Sultán en esa ciudad gazatí.

Sin duda este conflicto que tiene al rojo vivo Oriente Medio y amenaza con extenderse entra en otra fase y lo que queda de Hamás se verá obligado a cambiar su política y hasta sus exigencias de negociación.

Hay mucha esperanza de que ahora cambie el tablero de la guerra y se posibilite un acuerdo, pero de suyo, como bien lo manifestó Netanyahu, es el principio del fin de la guerra porque para llegar al día después hay que resolver cuestiones de hondo calado: ¿Quién gobernará Gaza? ¿Quién garantizará tanto su seguridad como el Estado de Israel? y ¿Hezbolá dejará de atacar tras la capitulación de Hamás?