Columnistas | El Nuevo Siglo

Pocos avances en el campo

 

En días pasados el Centro de Seguimiento para los Desplazados Internos dio a conocer un informe que revela que Colombia es el país con el mayor número de desplazados internos en el mundo. Las cifras nos muestran que de los 5,8 millones de desplazados en América Latina, entre 4,9 y 5,5 millones se encuentran en Colombia y que el año pasado 230.000 colombianos tuvieron que abandonar sus hogares debido a la violencia.

Carceleros y carcelarios

 

No hay nada mejor para medir la distancia entre discurso y realidad, que todo aquello relacionado con el tratamiento que debe dárseles a quienes han violado la ley penal. Es sorprendente ver cómo los que en la academia defienden todos los principios del garantismo penal, de las garantías procesales y de la independencia judicial, cuando llegan a un cargo público o cuando dirigen la opinión desde algún medio, cambian radicalmente sus posiciones.   

¿Perdón a la fuerza?

 

Víctimas  del terrorismo vinculadas a unos de esos programas asistencialistas del Gobierno me dicen que se encuentran hartas de tanta gente que a diario las emplazan diciéndoles que están en la "imperiosa obligación de perdonar y exculpar".

'Presa' la palabra

 

No hay peor mordaza a la libre expresión que cohibir una persona a fijar sus propias opiniones. Ni existe ambiente más hostil que comunicar sin la libre determinación que asiste a ciudadanos. Pensar, hablar y escribir diferente es la esencia más pura de libertades, pero también el hilo más delgado entre respeto y censura.

Desde las nefandas épocas de la dictadura del teniente general Gustavo Rojas Pinilla, Colombia no vivía una situación peor que la que registra hoy el país cuando se incendiaron por orden del sátrapa de turno las sedes de El Tiempo, El Siglo y El Espectador, los importantes diarios capitalinos que para entonces ejercían el derecho de opinar sin claudicaciones ni cálculos. La mordaza era aplicada  siguiendo precisas instrucciones de Palacio de San Carlos.

 

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El ADN

 

“Con una sola mirada no te pierdes de nada”, es un apunte sobre la nueva generación y un comercial del Blackberry.

Los nacidos en la era del teléfono fijo nos apartábamos del grupo para hablar. Con el celular uno se aísla sin salir a  sitio alguno. O chatea sin hacer caso a quien tiene en frente. O mira correos. Presente está ausente y se parece a los sordos.

De los culpables

 

La democracia es el resultado de un complejo proceso que involucra variables diversas, desde las puramente políticas hasta otras de carácter económico, social e incluso cultural. Tal vez por ello nunca es un producto terminado, sino más bien, una realidad siempre perfectible. Esto explica dos cosas aparentemente contrarias: la poderosa fuerza que tienen sus promesas y la demoledora frustración que producen sus fracasos.