Columnistas | El Nuevo Siglo

Una dosis de realismo por la paz

 

Dijo el presidente Santos en declaraciones para CNN: “No se les puede pedir a las Farc que se arrodillen, se rindan y entreguen las armas”.

A muchos no les debe haber gustado la frase del Mandatario. Otros estarán preguntándose las razones que lo llevaron a pronunciarla. Bastantes, como quien esto escribe, la entendemos perfectamente y la apoyamos. Es, en términos prácticos, una alta dosis de realismo.

Nuevos medios

 

Celebramos la aparición en la red del periódico digital Hola Política, que será dirigido por el excandidato presidencial Horacio Serpa Uribe, columnista de El Nuevo Siglo.

¡Capriles, sí puede!

 

A días de las elecciones, Hugo Chávez ha redoblado su andanada de insultos contra el candidato de la oposición, Henrique Capriles. Lo ha llamado “analfabeta político, un majunche, bueno para nada, un mediocre” y muchas afrentas peores, propias del vocabulario de Chávez.

Por una ‘verdadera libertad’ económica

 

Colombia atraviesa por una interesante dinámica que revela uno de los principios fundamentales bajo los cuales está sentado el discurso del Gobierno nacional, el de la libertad económica. Así, la Administración Santos está cumpliendo una variada agenda internacional que conlleva a poner en mesa de estudio distintos tratados de libre comercio aprovechando el contexto globalizante de las redes productivas actuales.

Irresponsabilidades

 

Millonarios, el equipo más laureado de Colombia -lo que quieren revertir sus actuales directivas-, el más reconocido en el exterior y el único suramericano que figura en el libro de oro del Real Madrid -el mejor equipo del siglo XX- acaba de hacer uno de los ridículos más grandes que delegación deportiva privada alguna haya hecho en el exterior jamás.

‘Palo’ al café

 

Le vienen dando ‘palo’ al gremio cafetero desde trincheras opositoras a esa institucionalidad. Descalifican el actual modelo de nuestra caficultura y aventuran a proponer nueva ruta para esa industria. Decirlo, qué fácil es.

Al café siempre le sirvieron tragos amargos, durante el acuerdo mundial, tras la ruptura del convenio en Londres y a partir del libre comercio del grano.