El presidente del gobierno ibérico, Mariano Rajoy, está decidido a demostrar que la España grande, la España que apoya las más nobles causas de la humanidad y defiende la democracia, está vigente. Esa España que a lo largo de los siglos se especializa en acometer notables empresas que la singularizan, no se deja amilanar por la presión de los Estados populistas que reivindican el despotismo y la represión contra el pueblo como una forma revolucionaria.