Con la recientemente aprobada Ley de Participación Ciudadana podría suceder lo que el refrán dice que el remedio fue peor que la enfermedad.
La norma buscaba simplificar los mecanismos de participación ciudadana, por ejemplo, bajando el porcentaje de apoyos necesarios para ir a las urnas a definir sobre la revocatoria del mandato de un alcalde.
Sin embargo, a juicio de Juan Carlos Lancheros, director de la Fundación Derecho Justo, con la nueva norma no se sabe qué está vigente.