Ya es hora de proteger nuestro patrimonio natural | El Nuevo Siglo
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Sábado, 27 de Octubre de 2018
Alvaro Sánchez

Colombia cuenta con una prodigiosa riqueza natural. Ocupa el segundo lugar entre los doce países con mayor diversidad biológica del mundo, después de Brasil. Y es uno de los once países que todavía conservan extensas superficies de su bosque original relativamente libre de amenazas, lo que significa que en esos ecosistemas los procesos naturales biológicos y evolutivos continuarán generando y manteniendo la biodiversidad de que todos dependemos (Mittermeier, 1997; Bryant, 1997)

La riqueza en biodiversidad de Colombia tiene diversas manifestaciones. En su territorio se encuentra el 10% de la biodiversidad del planeta no obstante que solamente representa el 0.7% de la superficie continental mundial. Ocupa el tercer lugar entre los doce primeros países del mundo en diversidad biológica y endemismos combinados, después de Brasil e Indonesia. Es el primer país en diversidad de vertebrados, exceptuando los peces. Es el primer país en diversidad de aves y anfibios, el segundo en diversidad de peces de agua dulce, el tercero en réptiles y el cuarto en mariposas. La riqueza en aves ha llamado la atención mundial de científicos, viajeros y aficionados a la ornitología: sus 1752 especies representan cerca del 19% de todas las especies y del 60% de las identificadas en Suramérica.

De la totalidad de la extensión territorial colombiana, 50.2 millones de hectáreas están cubiertas por bosques naturales; 19.6 millones por otros tipos de vegetación en áreas de sabanas, zonas áridas y humedales; 1.10 millones por aguas continentales, picos de nieve y asentamientos urbanos y aproximadamente 38.4 millones se encuentran en uso agrícola y ganadero y procesos de colonización. En ese conjunto categorías de cobertura se ubica una diversidad ecosistémica de tal magnitud que se puede afirmar que son muy pocos los ecosistemas existentes en el mundo que no estén representados en el territorio nacional.

Para el común de los seres humanos, la diversidad ecosistémica y de especies enclavadas en la compleja geografía de Colombia, se hace evidente en la riqueza y variedad de paisajes que se encuentran en el territorio nacional. Se cuentan por millares los exploradores y científicos extranjeros que al recorrer diversas regiones de Colombia han dejado constancia de su fascinación por sus ecosistemas, tal como lo encontramos en estrictas observaciones científicas o en diversas expresiones de la fantasía que genera el asombro en la mente culta.

Desde hace algunos años se viene estableciendo un parámetro de valoración económica de la biodiversidad, su importancia para la seguridad alimentaria y la salud del género humano y su importancia ecológica y económica a nivel local; pero el exceso en el aprovechamiento de estos valores  hace olvidar al ser humano el hecho fundamental del significado universal de la biodiversidad en virtud de las funciones que cumple para la salud del planeta Tierra.

Colombia entonces, tiene una inigualable riqueza representada en una de las mayores biodiversidades del planeta, pero el desgreño en la administración y el cuidado de estos recursos nos está significando un daño mayor que la suma de la corrupción en todo el país; no debemos perder de vista que los daños a los ecosistemas pueden ser y en efecto son en muchos casos irreversibles y que no existe posibilidad real de reparación. Una especie desaparecida, no es reemplazable y una especie endémica con mayor razón.

Va siendo hora de ver actuar a las autoridades ambientales en la protección de nuestro patrimonio, y a los entes de control en la persecución de los delincuentes que lo destruyen; los ciudadanos tenemos derecho a que se proteja nuestra vida y las de nuestros descendientes.

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@alvaro080255