“Tiene razón Juan C. Restrepo al decir que se cumplió un ciclo”
La renuncia de Juan Camilo Restrepo a su tarea de jefe negociador del Gobierno en las negociaciones con el ELN tiene muchos más motivos y alcances que los que afanosamente el Presidente ha querido darle. Juan Camilo Restrepo es persona seria, responsable y acreditada en altos cargos en los que ha servido con dignidad y transparencia, y no es proclive a renunciar a altas responsabilidades sino por circunstancias que hagan imposible la continuidad de su trabajo.
El país ha venido conociendo el carácter arrogante del ELN y su incapacidad para llegar a acuerdos, o para siquiera respetar los convenios parciales y temporales que ocasionalmente ha firmado. El cese al fuego temporal en curso es buen ejemplo de esa perfidia que se ha expresado con la continuidad de secuestros, asesinatos, reclutamientos de menores, siembra de minas antipersonales, prácticas de control sobre comunidades y funcionarios y desplazamiento forzado de poblaciones enteras, principalmente comunidades indígenas del Chocó, que sufrieron el asesinato y secuestro de sus líderes sacrificados por intentar contener la barbarie de Gabino y su pandilla, sin que ello mereciera condena y acción por parte del huésped de la Casa de Nariño. Los frentes elenos y especialmente los “Cimarrones”, “Che Guevara” y “Boche”, se han valido del cese de fuego y hostilidades para continuar con sus acciones de expansión territorial, de ataques contra la población civil, que consoliden su poder sobre los territorios que fueron de las Farc y que hoy disputan con el clan Úsuga para el control de la producción de coca y de las rutas del narcotráfico. Los jefes de esa guerrilla se sienten más poderosos que al inicio de los diálogos y saben que el tiempo logrará empoderarlos, como aconteció con las Farc, gracias a la tolerancia de un gobernante que no ha podido validar su ansiado Nobel.
Las renuncias de varios miembros de la delegación del gobierno que se produjeron horas después de la de su jefe, y las del resto del equipo, más renuentes, como que tuvieron que suscribirla después del anuncio del Presidente de conformar una nueva nómina de negociadores, siembra la sospecha de desencuentros al interior de la delegación, que se acrecienta con el papel que seguramente jugaron el expresidente Samper y el senador Iván Cepeda. Nadie tiene porque aguantar Caballos de Troya al acecho de cumplir su cometido.
Tiene razón Juan Camilo Restrepo al decir que se cumplió un ciclo. Vendrá seguramente la designación de personas más alinderadas con las circunstancias que presidirán el ciclo que se inicia, programado para una progresiva claudicación del gobierno que solo podrá interrumpirse con la derrota de los amigos de acuerdos de paz deshonrosos en las elecciones presidenciales del 2018.