Alineación de fuerzas | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Noviembre de 2017

“El descalabro liberal era una tragedia anunciada”

 

La consulta liberal no solamente despertó indignación en la ciudadanía, sino que también descorazonó a los pocos militantes que no se resignan a la decadencia de su colectividad. En un escenario en el que los partidos políticos son percibidos como camarillas al servicio de los personales intereses de sus dirigencias, el descalabro liberal era una tragedia anunciada. Las fisuras internas y el desinterés ciudadano presagiaban el resultado que hoy sitúa al candidato De la Calle en los vagones traseros de cualquier tren electoral del que quiera hacer parte. Y esa alocada aventura es aún más incomprensible en la medida en que hay conciencia en las bancadas del Congreso del desfallecimiento partidista, que se evidencia en estertores como el transfuguismo o la presentación de listas conjuntas, hoy posibles porque esas organizaciones políticas no tienen ideología ni representan sectores de la sociedad colombiana.

A nadie extraña que la inmensa mayoría de los aspirantes a la Presidencia de la República prefieran avalarse con firmas ciudadanas que con avales de maltrechas colectividades. Hasta Vargas Lleras se alejó de su partido en un desesperado intento de no cargar con ese fardo tan pesado. Las maquinarias partidistas vienen siendo sepultadas y sustituidas por un legítimo propósito de renovación y regeneración nacional. Se necesitan nuevas visiones para un país liberado del clientelismo y de la corrupción.

En ese escenario de incredulidad la recolección de firmas ha sustituido a las encuestas como termómetro de favorabilidad y preferencia ciudadana porque permite ponderar mejor las condiciones que rodean su obtención en contraste con las incógnitas metodológicas y manipulaciones que rodean a las encuestas. Resulta útil saber que Vargas Lleras recolectó 4 millones de firmas favorecido por ingentes recursos financieros y burocráticos, mientras que Ordóñez obtuvo 2 millones de rúbricas, con pocos recursos y muchos voluntarios, y que Fajardo, con apoyo del Polo y de los Verdes, tan solo completó 950.000.  Petro y Pinzón apenas superan las 500.000, mientras Marta Lucía Ramírez, Piedad Córdoba, Frank Pearl y Jairo Clopatofsky aún pugnan por alcanzar el monto mínimo para ser candidato.

La defección de De la Calle tendrá como consecuencia que liberales, La U, Fajardo, verdes y algunos mermelados congresistas conservadores, adhieran a Vargas Lleras, seguros del apoyo oficial que se les dispensará con la ilusión de derrotar a la coalición en la que se encuentre Uribe, con Pastrana y Ordóñez, que pronto definirá el mecanismo de escogencia de su candidato único. Y Petro recogerá la mayoría de la izquierda tan proclive al castrochavismo.

Escogeremos entre el heredero del régimen, el abanderado del castrochavismo y la fuerza que permita la superación de la debacle que padecemos y la recuperación del orden y de la institucionalidad hoy desvertebrada.