CARLINA TOLEDO PATTERSON | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Septiembre de 2011

Murió mi primavera


“Han podido ser ejemplo, pero se desperdició una linda oportunidad”.


HACE  poco más de un año éramos millones de colombianos sin distingos de edad, ni de ideologías, quienes vivíamos nuestra propia historia de primavera gracias al fenómeno político que generó Antanas Mockus en su carrera por la Presidencia de la República. En una preciosa apreciación de lo que esa estación genera en términos de estado de ánimo, Juan Gabriel Uribe, director de este diario, escribió que es como “una órbita apetecible, inmejorable, un ambiente de favorabilidad. Indica serenidad de espíritu, regocijo interno, equilibrio con la naturaleza de las cosas. Es, a fin de cuentas, una invitación al optimismo”.


Así veíamos el futuro en ese entonces. Con optimismo. Antanas Mockus nos llevó a creer que en realidad había llegado para Colombia el momento del cambio. El día en que prevalecería la vida, la moral, la ética y el bien común. De todos es conocido lo sucedido y el cómo, después de volteretas, pataleos y otra candidatura, nos tiene alarmados y con una profunda decepción con respecto a sus capacidades de liderazgo.


Recientemente en el ámbito político de Bogotá sucedió un fenómeno similar. David Luna, candidato a la Alcaldía por el Partido Liberal, hizo una invitación a los también aspirantes Gina Parody y Carlos Fernando Galán para unir esfuerzos, ideas y, por supuesto, votos con el ánimo de consolidar una opción real para llegar al Palacio Liévano. Al respecto Luna afirmó en una columna en el portal virtual Kien&ke que “coincidimos en algunas ideas para Bogotá; representamos nuevas formas de hacer política y, sobre todo, tenemos un enorme compromiso con la construcción de una nueva ciudad. Ninguno de los tres es un político del siglo XX. Todos crecimos en el mundo de las decisiones públicas en el siglo XXI y buscamos avanzar en él sin dogmas y sin valernos de recuerdos del pasado”.


En ese sentido, muchos veíamos esta posible unión como el asomo a una nueva primavera, un fenómeno político que ha podido trascender a lo local y reincorporar en las filas de la credulidad política a quienes, con apatía, piensan que todos los políticos son cortados con la misma tijera y se dejan dominar por sus egos.


Pues nuevamente, así como sucede con los grandes amores, otra decepción. La muerte de una primavera. prevalecieron los intereses propios sobre el común y no se logró el cometido. Han podido ser un ejemplo a seguir, pero se desperdició una linda oportunidad. La muerte de una primavera significa el renacer de otra, pero en este caso ¿a costa de qué ha sido?
@CarlinaToledoP