No habrá enfrentamiento bélico con Corea, según creo, sino que USA aprenderá a lidiar con la misma realidad que ya tiene con Rusia o con China, quienes, con armas atómicas, no por eso van a usarlas. Se trata de simple sensatez de sobrevivencia que rige por encima de desequilibrios personales de mandatarios como Trump o como Kin Jong Un.
Veremos un nuevo status quo.
Los medios están ahora centrados en las alharacas de esas cortinas de humo lanzadas por Trump, o en la dictadura de Maduro en Venezuela o en los escándalos por corrupción tipo Odebrecht. Pero son raros los que dibujan las líneas invisibles que los recorren.
El error estratégico de Trump en este caso es que amenazó con la destrucción de Corea del Norte, no por algo que ellos pudieran hacer, sino por algo que ellos pudieran decir, como proferir más amenazas verbales. Y esa fantochada mina la ya de suyo, menguada credibilidad.
Por fortuna para el mundo, y es una paradoja, China cultiva una tradición milenaria en asuntos diplomáticos. Ellos distinguen matices, y son los árbitros de esta pelea. No temen lidiar con contradicciones al parecer insalvables, gracias sean dadas a Confucio y al Tao. Y de ese modo aceptan en su Constitución el capitalismo, mientras mantienen un partido comunista cuya razón de ser es ¡combatir al capitalismo!
La disponibilidad del ejército chino es de 750 millones de soldados y dicho sea de paso cuentan con solo 190 generales, varias docenas menos que Colombia. Maduro en Venezuela mantiene dos mil generales, diez veces más, son dos batallones de ellos, y cuyas peores escaramuzas se dan al matar a venezolanos civiles inermes.
Como en una época tecnológica el número de combatientes no es ya lo decisivo, los chinos hicieron suyo la recomendación de Mao tse tung en sus libros de estrategia “menos pero mejores tropas y una administración más simple”. Estados Unidos tiene cinco veces el presupuesto de guerra de China, y se ha generado un peligroso consorcio entre militares e intereses privados que medran de la guerra. Ese consorcio fue denunciado en su momento por el presidente y general Eisenhower, quien lo consideraba el mayor peligro para la democracia mundial y nacional. Para el que sabe ver, ese peligro gravita en las últimas décadas en la historia del mundo. Varios historiadores conservadores o no, muestran la relación entre la decadencia de los imperios y los gastos militares. China, fiel a eso, ha disminuido en trescientos mil personas a su ejército. Dando especial predilección a los estudios científicos y tecnológicos. Compraba y compra empresas en Estados Unidos, envía a sus nacionales a administrarlas y aprender. No le preocupa si estas no dan ganancias inmediatas. Les sirven de escuela, de universidad. Ya formados retornan a su país a apoyar su posicionamiento mundial en una apertura a modo de embudo. Y luego compiten pero con la ventaja de un comercio interno gigantesco, y con mano de obra barata. Así se apoderaran del océano Pacífico.