Desde el nacimiento de la OEA, en abril de 1948, nuestro país ha dado muestras fehacientes de su apoyo a las tareas de la Organización. Su Carta Constitutiva y el Tratado de Soluciones Pacíficas, aprobados en nuestra capital bajo el liderazgo de la delegación colombiana, y la elección del expresidente Alberto Lleras Camargo como su primer Secretario General, forjaron sólidos vínculos entre Colombia y la Organización Regional. Ello explica que en momentos de crisis Colombia haya siempre acudido a su rescate, como lo hizo en 1985 con la aprobación del Protocolo de Cartagena de Indias que elevó el papel de la OEA en la búsqueda de la paz en Centroamérica y contribuyó al fortalecimiento de la democracia en el continente. La Paz en Centroamérica, la Carta Democrática y las Observaciones Electorales son clara consecuencia de ese renacimiento de la Organización
Hoy, nuevas dificultades acechan y nuevos retos confronta la OEA que desafían la defensa y protección de los derechos humanos, amenazan las libertades democráticas, desencadenan emergencias humanitarias sin precedentes y asoman la tétrica posibilidad de genocidios. Los padecimientos de los pueblos de Venezuela y Nicaragua exigen el acompañamiento a los valientes esfuerzos del Secretario General Almagro para aportar soluciones a estos desafíos. Así lo han entendido el presidente Iván Duque y su Canciller Carlos Holmes Trujillo, asumiendo la tarea de convocar a la construcción de mecanismos de cooperación que permitan afrontar el problema del éxodo del pueblo venezolano, que debe ser asumido con fraternidad y solidaridad por los gobiernos americanos.
La presencia en Colombia del Secretario Almagro, acompañado del grupo técnico conformado por la OEA, permitirá una valoración de los recursos necesarios para ayudar a la contención y manejo de esta inmensa crisis humanitaria que busca regularizar la situación de los migrantes en lo que respecta principalmente al acceso al mercado de trabajo, al sistema escolar y a los servicios de la salud pública.
El presidente Duque lidera nuevamente el fortalecimiento de la OEA, no solamente con su decisión de retirar a Colombia de la Unasur, que se pretendía rival de la OEA, sino también con una clara visión sobre la acción de Colombia para potenciar a la Organización en el cumplimiento de sus tareas y en la defensa de sus principios. Fortalecer al Consejo Permanente y a los distintos órganos de la OEA, apoyar al Secretario General en su lucha contra las dictaduras, en aplicación de la Carta Democrática, y construir nuevas visiones para deducir responsabilidades a las organizaciones criminales, constituyen acertadas iniciativas para potenciar una Organización que tanto aporta a las relaciones hemisféricas en el mantenimiento de la paz, la protección de los derechos humanos y la vigencia del orden democrático.