Nadie imaginó que las Farc, cuando realizaron su primera jornada de socialización del acuerdo de paz en el corregimiento del Conejo, en el departamento de la Guajira, con su personal fuertemente armado en medio de una población atemorizada y ante la indolencia de las autoridades, nos estaban notificando de la actitud con la que abordarían el cumplimiento de las muy escasas obligaciones que les correspondieron en cumplimiento del pacto simoníaco acordado con el gobierno.
Simbólico fue el nombre del corregimiento escogido porque desde entonces han multiplicado los conejos al cumplimiento de sus deberes.
Conejo hicieron con la entrega de solo un pequeño contingente de menores víctimas de reclutamiento forzado, ocultando la identificación de los caídos en combate obligados a la protección de sus victimarios, o de los ajusticiados por buscar su libertad. Su memoria se desvanecerá en el olvido.
Conejo repitieron con la negativa de entregar información sobre los secuestrados en su poder y sobre el destino de los innumerables desaparecidos cuyos padecimientos constituyen delitos de lesa humanidad que desafortunadamente quedarán impunes.
Conejo consumaron en la desmovilización y desarme de sus efectivos, porque nunca permitieron verificar si se entregó la totalidad de sus combatientes y la de su armamento.
Conejo repitieron con la entrega del inventario de sus bienes, calificado como “inútil e improcedente” por el Fiscal General por corresponder a activos indeterminados o presumiblemente de propiedad del Estado, y contentivo de armamento obsoleto o de utensilios de cocina. Pero nada se dijo de la inmensa fortuna de las Farc, rastreada por la Fiscalía en el exterior, o de los bienes que componen el abultado patrimonio de cada uno de los miembros del secretariado.
Conejo también a la reparación de las víctimas, no solamente por la inexistencia de activos para realizarla, sino también porque en criterio de Pastor Alape: “Lo primero es que es al Estado a quien le corresponde atender a las víctimas, ningún Estado puede renunciar a lo que tiene que ver con sus obligaciones y aquí no puede subsidiar la obligación a particulares". Cinismo intolerable de los victimarios que pretenden eludir la obligación principal de reparar a sus víctimas.
Conejo le harán a la verdad cuando concurran a la JEP a rendir las versiones colectivas previstas para ellos en el acuerdo, con las que ocultarán las verdades y diluirán las responsabilidades de los máximos responsables. Con ello también le harán conejo a la justicia. Ni verdad, ni condenas ni sanciones. Solo impunidad.
Lograron las Farc convertir el conejo en el elemento rector del cumplimiento del acuerdo. A la Corte Constitucional corresponde desmontarlo. Ojalá, libre de presiones indebidas y por el bien de la justicia, así lo haga.