Esta semana salió otro decreto del Ministerio de Transporte congelando a dedo los precios de 143 peajes a cargo de la ANI y el Invías. En diciembre se firmó un decreto reduciendo en un 50% el valor del Soat para un grupo específico de vehículos. También el presidente determinó qué presos de “primera línea” deberían salir de las cárceles e incluso incluyó cinco extraditables. También definirá la estructura del nuevo ministerio de la Igualdad, vía facultades extraordinarias. Y por supuesto, decretó y luego desistió de un cese al fuego bilateral con el Eln y otros grupos con los que ni siquiera hay negociación; en realidad era un cese a la acción legítima de las Fuerzas Armadas, pues los ilegales dijeron no estar siquiera enterados.
La ministra de Salud ha mencionado que en su reforma al sector existirá un manual único tarifario para establecer precios de procedimientos y medicamentos. Una fórmula que ya tuvo Colombia y que beneficiaba a los malos prestadores que cobraban lo mismo que los buenos. Era un fracaso que quieren revivir con el propósito de que el Gobierno fije los precios.
Los borradores del Plan Nacional de Desarrollo están llenos de facultades extraordinarias para que el presidente tome decisiones discrecionales. No hay técnicos ni división de poderes.
El presidente Petro y su gobierno desconfían de los expertos sectoriales. Los despidos o “renuncias voluntarias” de varios ministerios como Salud, Minas, Defensa, Trabajo lo demuestran. Se fueron los mejores, los que sabían; es apetito burocrático y soberbia. Nadie que cuestione sus “originales” ideas.
En la Creg, que regula los precios de la energía y gas. está el ministro de Minas y Energía, el ministro de Hacienda, el director del Departamento de Planeación y ocho comisionados. El gobierno tiene veto sobre las decisiones. La semana pasada el presidente tomó las funciones y él mismo determinará los precios de los servicios públicos en el país. Corresponde al Superintendente de Servicios Públicos, Dagoberto Quiroga, decidir; que no solo es nombrado por Petro, sino que, él también tiene silla en la Creg, y no fue a ninguna reunión.
A esto se suma la presión por el metro subterráneo de Bogotá que Petro quiere. No contento con irrespetar la autonomía territorial que corresponde a la alcaldesa de la ciudad, ahora extorsiona. Si no se hace el metro subterráneo entonces no financiará el resto de las obras públicas que la ciudad ha puesto a consideración del gobierno. Es un irrespeto, una extorsión y una manera despótica de gobernar.
Petro no quería ser presidente sino emperador. Todas estas decisiones populistas traerán consecuencias graves a mediano plazo. Hay que repetirlo: “Los aplausos de hoy serán las lágrimas de mañana”.
El Soat puede costar más de un billón para al Estado, los peajes otros miles de millones, el metro hasta 12 billones más. El ministerio de Hacienda no pudo determinar el valor del nuevo Ministerio. Las tarifas estatales de la salud desconocen la variabilidad de precios del sector y la capacidad técnica adquirida por las EPS en 30 años para negociar tarifas. El modelo de planificación estatal puede generar escasez de procedimientos y medicamentos, así como caída en la calidad.
Esto es un gobierno de izquierda que quiere concentrar todo en cabeza del presidente. Les gustan los modelos imperiales. Las obras públicas, la burocratización y el Estado como responsables y ejecutor de todo, serán una constante, así como la destrucción de la participación de los privados en la prestación de servicios y obras públicas. Las consecuencias no es difícil anticiparlas, ya hemos tenido eso.
Llevamos un mes con la vía al sur bloqueada y siguen tratando de hacer un puente. Los bloqueos continúan sin solución, los grupos ilegales se toman pueblos y escuelas, pero el presidente está concentrado en acumular más y más poderes. ¿Para qué? Para esconder su ineficiencia con medidas populistas que lo mantengan alto ante la opinión pública.