Termina el año y por supuesto estamos añorando mejoras para el próximo. Tengo la convicción de que solo la coalición del No podrá hacerlo. La coalición orientada por los Presidentes Pastrana y Uribe tiene la fuerza de haber sido forjada en la adversidad, contra el gobierno y su propaganda enmermelada; la coherencia de haber soportado incluso la presión de la comunidad internacional, sin haber cedido en las convicciones; y la determinación de haber ganado el plebiscito con todas las apuestas en contra.
La doctora Marta Lucía, el ex procurador Ordoñez y los líderes de sectores laicos y cristianos tienen todos los títulos y merecimientos para ser los candidatos, y los acompañaremos si resultan elegidos. Sin embargo, como uribistas y parte del proyecto político del Centro Democrático, estoy decidida a acompañar a Iván Duque con la ilusión de que sea él quien lidere esta coalición.
Este partido ha sido el único que se resistió a la perversión de La Habana, merece llegar al poder y mostrar que, así como fuimos una bancada de oposición disciplinada y propositiva, seremos un gobierno comprometido con la defensa de la moralidad pública.
La corrupción empieza por creer que es lo mismo actuar bien que mal, que no hay límites morales. Los crimínales, sin importar su tamaño, deben estar sometidos a la ley. Los crimínales no pueden ser premiados y los recursos públicos se destinan al mejoramiento de las condiciones sociales. Lo justo, ese es nuestro anhelo.
Iván representa un relevo generacional. Hemos estado gobernados por la misma generación más de 20 años. Esta nueva generación a la que pertenezco tiene entusiasmo en dirigir a Colombia sobre la base de que la mejor política social es que haya empleos. Iván tiene la preparación para sortear la crisis económica en la que nos sumió el gobierno dilapidador, y tiene la energía para liderar un Estado que sea aliado de la creación de nuevos negocios, que aliente y sostenga el esfuerzo de la microempresas colombiana que es la mayor número de empleos genera. El crecimiento económico es fundamental para que haya más y mejores empleos, que nos permitan avanzar en la superación de la pobreza, la inclusión social y una política comprometida con la provisión de bienes públicos, con los recaudos sensatos que se hacen.
Iván es nuevo en la política y llega sin deudas sin compromisos. Su éxito se debe a sus cualidades personales e intelectuales y, sobretodo, al apoyo de Uribe. Tendrá, claro, el deber de respetar el ideario de nuestro partido y gobernar con los 5 huevitos. Estoy segura de que así será, pues esas son las convicciones de Iván. Él no finge seguirlas, las ha seguido y las seguirá. La ausencia de recorrido político garantiza que jamás usará el Estado para apalancarse. No está capturado por grupos de interés y por lo tanto podrá darse el lujo de gobernar sin tener que hacer favores privados. Su potencia será la provisión de los bienes públicos, en lo que estamos tan atrasados.
Iván tiene el ensueño de la juventud, la solvencia intelectual y las manos prístinas para gobernar bien a Colombia. Ese es mi deseo para Colombia en el Año Nuevo: con Iván Duque como Presidente retomaremos el rumbo.