Reunificación, reelección y algo más
“No llamada a prosperar si se plantea alrededor de nombres”
SOMOS, por supuesto, partidarios de la reunificación liberal; de convocar todas las fuerzas dispersas bajo un solo techo ideológico, esto es, bajo el amparo de los principios que han inspirado su doctrina, los cuales quedaron plasmados en la declaración aprobada por la Constituyente Liberal del 2000, refrendada por más de dos millones de militantes del Partido en las urnas -bajo la vigilancia de la organización electoral-, y también somos partidarios -si se dan las condiciones pero explorando primero las posibilidades que tenga el Partido Liberal colombiano de acceder nuevamente al poder-, de comprometernos en la reelección del actual Presidente, si en las postrimerías de su gobierno y sobre la base del programa que haya ejecutado, ha hecho méritos para reelegirlo, dentro del esquema de Unidad Nacional que ya ha probado sus bondades en el Congreso de la República.
En uno y otro caso rechazamos pronunciamientos prematuros o fuera de lugar, en cuanto a trazar líneas políticas a espaldas del Congreso del Partido -que es su máxima autoridad- y porque es de su exclusiva competencia tomar decisiones de esa naturaleza.
Entonces, haber planteado la DNL, a través del doctor Rafael Pardo, las mencionadas propuestas de reunificación liberal y de reelección presidencial, sin haber apelado previamente a la instancia estatutaria y deliberativa del Congreso del Partido, resulta impropio e inconveniente.
Así dichas las cosas, no estaría llamada a prosperar la reunificación liberal, si esta se plantea alrededor de nombres y no de principios. Si, por vía de ejemplo, el Partido Radical desea que sea arropado por el Partido Liberal Colombiano, con el propósito de hacer viable la candidatura presidencial del doctor Germán Vargas Lleras, será necesario que el Partido adherente se quite sus vestiduras de derecha y las cambie por las de centro izquierda, que son las del PLC; o para decirlo de otra manera, el ensamble político no se debe limitar a la carrocería sino al cambio de motor.
El fantasma del viejo caudillismo que inspira a quienes, en cambio, proponen que la reunificación liberal sólo se haga alrededor de nombres, no debe ser la pauta que conduzca a la reunificación. Nos opondríamos en el Congreso del Partido a una propuesta de esa índole.
De igual manera, el planteamiento de la reelección, hecho a sólo un año de haber comenzado el gobierno y por fuera de las reglas estatutarias del PLC, ha dejado un mal sabor. Es renunciar a la vocación de poder del liberalismo; es desalentar a la base liberal que se estaba entusiasmando por la labor desarrollada por su bancada en el Congreso; es mantener una política de ambigüedad: “ni chicha ni limoná”, para utilizar las expresiones de Horacio Serpa, actitud que sólo le generó 4% de opinión y de votos en las urnas a su candidato presidencial en las pasadas elecciones.
El PLC debe apostarle al futuro y no relegarse a un segundo plano en la lucha por el poder.
PD. El nombramiento del doctor Federico Rengifo como Secretario General de la Presidencia fue un nuevo acierto del presidente Santos.
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