Santos y la paz
Por las noticias publicadas, en la Mesa de Unidad Nacional que congrega a los partidos que apoyan el Gobierno del presidente Santos, se tomó la decisión de apoyar un proyecto de Acto Legislativo que crea en la Constitución un marco jurídico necesario para que la locomotora de la paz pueda andar sobre rieles seguros y para prevenir el descarrilamiento de otras épocas, por razones que ahora no es indispensable ventilar.
El editorial de El Espectador “Aires de Paz” de hace dos días, aunque recibe con optimismo la presentación de la iniciativa, de manera tangencial alude a los reparos que han hecho sectores del Congreso, en cuanto a que sea decisión exclusiva del gobierno “que unos miembros de estos grupos (los alzados en armas) puedan volver a la vida civil y además participar en la política por la lucha pacífica de las ideas. Un artículo controvertido, teniendo en cuenta que la mayoría de los colombianos piensa que los grupos ilegales perdieron sus ideologías de lucha hace ya bastante”.
Quienes desde hace más de 30 años nos hemos venido ocupando en el tema de la paz en nuestros artículos de prensa y, en razón de ello, le hemos hecho un seguimiento riguroso a los procesos adelantados en nuestro país -como en detalle aparecerá en nuestro libro Puntadas sin dedal-, queremos recordar que durante uno de los procesos exitosos de paz realizados en nuestro continente, en la República Oriental del Uruguay, se presentó una objeción visceral contra una ley que había decretado la amnistía de los militares; objeción que quiso convertirse en elemento desestabilizador del gobierno de Julio María Sanguinetti, pero éste, para superar el impasse planteado, resolvió someter a referéndum la mencionada Ley, la cual fue aprobada por mayoría significativa por el pueblo.
Un comentarista del periódico El País de España (año 1988), cuyo nombre no registramos por imperdonable omisión en nuestra Libreta de Apuntes, comentó, a propósito: “Los uruguayos prefirieron enterrar el pasado y afrontar el porvenir” y al referirse a la Ley de Amnistía, precisó: “Cuando la amnistía la proclama un pueblo entero, después de una votación limpia, nadie tiene autoridad para levantarse contra una decisión democrática…”.
El Acto Legislativo presentado en Colombia se refiere a procedimientos dentro del marco de la Justicia Transicional, pero si las objeciones que llegaren a surgir se convirtieran en obstáculos para la paz, ellas podrían dirimirse apelando el mismo recurso a que hubo de apelar el presidente Sanguinetti, para hacer el tránsito hacia la paz de su pueblo.
Presidente Santos: sabemos que usted le ha abierto puertas a la paz; que ha enviado mensajes claros a la guerrilla para que se desmovilice mediante la suscripción de un pacto honorable, y entendemos que el Acto Legislativo acordado en la Mesa de Unidad Nacional fue concebido dentro de ese propósito noble. Si fuere necesario, Presidente, acuda también a un referendo. La paz es un derecho del pueblo colombiano, proclama nuestra Constitución. ¡Usted puede sacar la bola del estadio!