“La fórmula de globalización está en retirada”
El economista Paul Krugman cuenta cómo la respetada administración atmosférica y de oceanografía de EE.UU, fabuló que un huracán azotaría Alabama, para no desmentir esa pifia predicha por el presidente Trump. Es decir, le sacó las castañas de las brasas. De modo que esa institución hasta entonces irreprochable por la precisión y no la adulación, se auto inmoló. Los tecnócratas también pueden ser serviles, y como decía Montalvo, los títulos no acortan las orejas.
A veces ocurre lo contrario. Cuando Ronald Reagan corría por la presidencia se cuidaba de no molestar a los sectores carboníferos y petroleros por contaminantes que fueren. Cuando un insistente periodista le preguntó que entonces quién era el responsable de la contaminación, el azorado actor de Hollywood dijo: “los árboles”.
Desde luego comparado con el actual, Reagan fue un prohombre. Otro síntoma del lento declive del gran imperio. Dice Krugman, “Poco a poco se fueron derribando las vallas de contención que protegían la democracia, a medida que instituciones pensadas para servir al público se convirtieron en herramientas del partido gobernante, para luego ser usadas como armas para castigar e intimidar a los opositores del partido. En el papel, esos países todavía son democracias; en la práctica, se han vuelto regímenes de un solo partido”, y trae a cuento el caso de Rusia, Turquía y Hungría, además de señalar el síntoma estadounidense del trumpismo. Se puede agregar China, Venezuela, Nicaragua, y otros más.
La fórmula de globalización está en retirada. Se ha revivido el nacionalismo con el Brexit inglés y con Trump. En suma, por la hegemonía anglosajona. El comercio mundial se ve favorecido por la autocrática China, y por India, quienes los desplazan a día a día en comercio y comunicaciones. Pero cuando una época muere y la siguiente aún no ha nacido, los dolores del parto son más agudos. En ese interregno puede ocurrir cualquier cosa. Y los diagnósticos suelen estar más errados de lo habitual. Hasta los legos lo notan. El punto de ojo es lo primero que queda herido. Nada es lo que parece. Los intereses geopolíticos muestran su rostro más espantoso.
El imperio en retroceso amenaza con invadir a México so capa de combatir el terrorismo que sus consumidores producen. Se entiende que pueden estar buscando el valioso Litio necesario para los celulares, computadores, tabletas, etcétera, según el geopolítico Alfredo Jalife (conferencia en Unam, 2019). El otro país con ese valioso elemento es Bolivia. Sin con eso pretender disculpar la arbitrariedad de Evo Morales, pero muestra el convulso contexto mundial. El dominio del Amazonas y en general del agua potable es otro ingrediente. Y la desaparición de algunas ciudades costeras tanto en este hemisferio como en el asiático, por el deshielo.
Es algo que la llamada generación Z, ahora adolescente, ve con ojos de franco miedo. Y consideran a sus mayores como enceguecidos irresponsables, que les hablan de un progreso al debe. Y el servilismo ante la autocracia prepara el terreno, hasta inventando huracanes.