Las depresiones tropicales se vuelven huracán a partir de los 26 grados centígrados del agua marina. ¡En el Caribe ha llegado hasta los treinta grados! La Casa Blanca no ve relación entre ese hecho y la acción humana. Así al retirarse del acuerdo climático de París negociaran energía fósil sin cortapisas con el interesante grito de “América primero”, el adjetivo “américa” se entiende, es solo ellos. Y siguen siendo los mayores contaminadores mundiales, como lo son, sin importarle lo que ocurra en el resto del planeta. Mientras California sufre un incendio forestal arrasador. Y aumentan allá las enfermedades por contaminación del aire y del agua.
Igual ocurre con el narcotráfico, EEUU son el engranaje que consume la mitad de las drogas ilícitas (las que ellos declaren ilícitas) del mundo. Pero mientras acrecen el consumo, descargan la responsabilidad en otros y culpan muy orondos a terceros.
Esta especie de cretinismo etnocéntrico tiene apoyo político en sectores de trabajadores blancos (así los llaman) obreros y de clase media golpeados por la superconcentración de la riqueza y el desarraigo que ella conlleva. Están dispuestos a creer cualquier falacia, se aferran a todo tuit de Trump, por absurdo que sea. Y no admiten pruebas en contrario. El número de personas asesinadas con armas de fuego en el propio USA supera con creces las muertes de sus últimos 17 años de sus guerras. Niegan esa correlación evidente. La asociación del rifle se aferra a una segunda enmienda de la Constitución concebida para fortalecer la milicia y defenderse de una contra subversión inglesa en el siglo XVIII. Así el poseer un arma para defender su casa, ha devenido en el derecho de uso de armas automáticas de guerra.
Las mentiras en las redes convencen a los seguidores del caudillo y algunos culpan de eso a las redes. La masificación es anterior, el sistema digital apenas la hace más evidente. En la masa cada seguidor ha dimitido su criterio, su libertad de optar, y se somete a lo que diga su profeta. Freud que estudio el fenómeno decía: “Los grupos son extremadamente crédulos y abiertos a las influencias; no tienen capacidad crítica, y para ellos no existe lo improbable. Sus sentimientos son siempre muy simples y exagerados de modo que no conocen dudas ni incertidumbres”. De modo pues que la contaminación que nos viene del norte no es solo climática sino moral.
Hasta ahora las instituciones de la gran democracia estadounidense han detenido al millonario demagogo. Tras atacar a la OTAN se declaró su aliado. Tras amenazar a la Reserva Federal a quien en buena parte se debe la recuperación de la economía, arruinada durante el gobierno de Bush, tuvo que reversar. Tras amenazar a China y hablar de las dos chinas, la declara aliada y única. Ahora tras los desastres ecológicos su promesa de erigir un muro es aun menos viable. Pero con ese gobierno todos los diversos climas que cobijan a la humanidad están contaminados. Y los daños son irreparables.