Los analistas de los medios internacionales están remontándose al año de 1945 cuando se forjó el actual orden tras la segunda guerra mundial. Lo hacen por cuanto este orden está en crisis. El síntoma más evidente es la presidencia de Trump, que marca una retirada hacia dentro de sus fronteras. Deja así el campo libre para el predominio de otros imperios. Como ya es fama en el auge imperial de Estados Unidos construyeron el canal de Panamá que unió a los dos hemisferios al principio del anterior siglo. Lo cual impactó a todo el planeta, multiplicó el comercio y las relaciones mundiales. Un siglo después Trump promete un miserable muro, en simbólico contraste de decadencia y retirada. Mientras, China está construyendo el camino de la seda que atravesará casi media Asia, Europa y partes de África, impactará más de 60 naciones y a varios miles de millones de personas a mediados de siglo.
USA tiene desde la segunda guerra lo que algunos economistas llaman “un privilegio insolente”, su moneda es el patrón, la divisa mundial. En 1945, Roosevelt ofreció protección militar al rey de Arabia, Ibn Saudi. Este a su vez prometió realizar todas sus cuantiosas transacciones petroleras en dólares, dándole un respaldo al patrón dólar similar al que antes le había dado el oro.
En el actual desacuerdo comercial de USA con China y con casi todo el mundo, tanto Rusia como Turquía han optado por realizar las transacciones internacionales con sus propias monedas. Es decir, retan la hegemonía del patrón dólar, que ayer tuvo el imperio español con la onza de ocho, y antes Roma con el denario. Para sopesar lo que esto supone para Washington hay que recordar que cuando el presidente de Irak, Anwar Saddat, advirtió que sus transacciones se harían con otra divisa distinta al dólar, Irak fue invadido de inmediato por el gobierno Bush alegando cualquier cosa, pero al viejo modo protestante: incluyeron a Irak en el satánico “eje del mal”. El eje del bien no quiere que cuestionen su divisa. Ahora dos países mucho más poderosos que Irak lo acaban de hacer y no saben cómo responder, ni que epíteto colgarles. Les queda difícil asesinar a sus mandatarios ante las cámaras de televisión como hicieron con Saddat.
Como lo recuerda la Deutsche Welle, el 62% de las reservas mundiales están respaldadas en dólares. Y el llamado” privilegio insolente” se nota cuando estallan las crisis en diversos países y estos buscan ampararse invirtiendo en el dólar. Lo cual es una salvaguarda para Estados Unidos. Es un acto de fe o como lo indica el étimo una fiducia, un acto de credibilidad de donde también deriva la palabra crédito. Esa prorrogativa se deriva de que ha sido el imperio mundial dominante y conlleva la responsabilidad de ser un guardián de sus aliados, un policía universal como lo fue el imperio Español en su tiempo, y Roma en el suyo. Sin unos aliados expectantes no sobreviven mucho los Imperios.