“Acelere del mundo dejó desfasado al inmediato ayer”
Cuando el consumo de cigarrillo no estaba cuasi criminalizado (ahora creció el de estupefacientes), Estados Unidos creaba comerciales predicando el “mundo Marlboro”. En ese lindo comercial unos galanes vaqueros montados en hermosos caballos arreaban el ganado entre idílicas laderas, praderas y ríos. Al atardecer gozaban un asado campestre y un merecido descanso fumando unos cigarrillos Marlboro al caer el sol. Era una eficaz propagación en favor del tabaco como sublime estilo de vida en un cautivador espacio imaginario. Un comercial magnético y embrujador. Al efecto sucedió que un bogotano admirado ante eso que veía en la pantalla gigante de un teatro, buscó al administrador del cine para solicitarle de inmediato un empleo fijo en ese atractivo mundo.
Ese espacio imaginario creció con la internet, que desplazó al mundo cotidiano. Ahora quizá todos los usuarios somos ese incauto admirador del mundo Marlboro. Pero no tenemos ya un amable gerente de cine que nos indique en donde termina la ficción. Y nos tragamos casi todas las desinformaciones.
Las generaciones que transitamos al nuevo siglo aun no logramos abarcar lo ocurrido. Y seguimos mirando con nociones arcaicas y presupuestos anacrónicos lo que nos rodea y en cierto sentido nos determina. Mientras que las generaciones que nacieron digitales casi no pueden escribir en caligrafía de sus propios dedos sin teclear, ni hacer operaciones aritméticas sin celular. Es el progreso, digamos, aunque ese progreso no tiene alivio. De un laberinto se sale, pero de una línea recta, no. Con todo, los más despistados son los mayores, por cuanto éste ya no es su mundo, ni ellos pertenecen de veras a él, como no sea de espectadores atentos. Y el mundo se ha acelerado dejando el inmediato ayer aún más desfasado.
Ayer (¡es decir el pasado milenio!) los analistas sociales tenían en su bagaje nociones clásicas de economía de mercado o marxista, nociones de psicoanálisis, de geopolítica en términos territoriales o físicos. Ahora la biogenética, la biología evolutiva, la neurolingüística, la teoría de los sistemas, el pensamiento de la complejidad y la cibernética, convirtieron esas premisas en antiguallas. Aunque los admiradores del mundo Marlboro no lo noten.
Ayer los grandes consorcios que gravitaban sobre el mundo eran Exxon, Citygroup, Mobil, General Electric, Microsoft, Shell Oil. De ellos se escribieron toneladas de textos. Eran el punto de referencia por sus tendencias monopólicas o por sus contribuciones. El alfa y el omega de los cuestionadores que hablaban de “medios de producción” o de sus promotores por sus espectaculares ganancias. Estos grupos han sido sobrepasados y en cierto sentido abolidos en occidente por solo cuatro firmas: Apple, Google, Facebook, Amazon. Es decir, los medios de producción fueron desplazados en importancia por los medios de difusión. Amazon maneja el 74% de los libros electrónicos del mundo, y las librerías quiebran (aunque ¡ojo! los lectores aumentan). Quebraron las queridas disquerías y los antiguos c.d. pero la nueva Red nos permite tener a la mano la música del mundo. En este consumo del mundo Marlboro.