“Otro brinco tecnológico de la inteligencia artificial”
A cierto perplejo tripulante del Titánic, un periodista tras el hundimiento le preguntó por qué había abandonado el barco, y este respondió que él nunca lo había abandonado sino qué el barco lo había abandonado a él. Esto es lo que ocurre hoy a quienes se niegan a entrar a la era de internet. El extraño mundo presente los va abandonando.
Ahora AlphaZero es otro brinco tecnológico que deja a los ordenadores programados por humanos, como si fueran párvulos despistados. Se trata de inteligencia artificial. A diferencia de otros programas esa nueva inteligencia creada por Deep Mind, propiedad de Google desde 2014, no está basado en el conocimiento humano. Para ilustrar con un solo y sencillo ejemplo, su comprensión del ajedrez, más allá de las reglas básicas, proviene únicamente de su capacidad de autoaprendizaje. Tras jugar casi cinco millones de partidas durante cuatro horas contra sí mismo, AlphaZero obtuvo el mismo conocimiento del juego que los humanos en casi 1.400 años.
Luego, pusieron a AlphaZero a competir contra un ordenador con el programa más avanzado en ese juego, a ver qué pasaba. Ese “viejo” programa, Stockfish, derrota a cualquier campeón del mundo. Tiene en su memoria las partidas más famosas del antiquísimo juego, las teorías de aperturas, del medio juego, de los finales, las celadas y defensas. Se lo opusieron al nuevo AlphaZero, quien carece de esa memoria acumulada. La única cosa que le dieron a AlphaZero fue el reglamento básico del tablero y las fichas. Partiendo desde una hoja en blanco, la red neuronal en la que se basa aprendió hasta límites insospechados. Y derrotó de forma abrumadora al anterior programa, que ya de suyo es genial. El aficionado puede seguir las partidas en YouTube, amarrándose el cinturón para no caer de perplejidad. En suma, AlphaZero detecta patrones que habían pasado desapercibidos por la mente de los grandes maestros. Y nos muestra nuevas estructuras y posibilidades, no solo en ajedrez, en otras disciplinas.
Pero sigamos con el ajedrez. Los aficionados en los años 70 cuestionaban la capacidad de los ordenadores. En los años ochenta estos por lo general aun no vencían a los maestros, en los 90 el ordenador Deep-Blue derrotó al eximio campeón mundial Gary Kasparov. Este tembloroso se levantó del tablero, y pálido manifestó que le asustaba lo que no lograba entender. 20 años después él ha superado ese miedo, ante este nuevo avance dijo “Me encantará ver lo que podemos aprender sobre el ajedrez de AlphaZero, que podrá descifrar reglas que los humanos no podemos detectar. Pero obviamente las implicaciones van mucho más allá del ajedrez. La habilidad de una máquina de replicar y superar siglos de conocimiento es una herramienta que puede cambiar el mundo.
No hay que temer. Se hundió el Titánic con lamentables pérdidas humanas, pero lo que podemos aprender de estos avances es inconmensurable en todos los campos. “Como si unos alienígenas más avanzados nos enseñaran como jugar ajedrez” dijo el Gran Maestro Heine Nielsen.