Se habla de un país polarizado, de los odios; y por supuesto acusan a los uribistas -que hemos sido la oposición a este gobierno- de ser los causantes. Un acercamiento a lo que fueron los últimos ocho años demuestra que no hemos sido los opositores políticos quienes venimos envenenando las aguas del país. Han sido otros: los anti. “Anti-uribistas” son por supuesto el grupo más significativo. Su política se trata de generar polarización en contra de una persona. Su discurso acusa, ataca y pretende la destrucción del otro.
A la luz de lo que vivimos, parece muy acertada la frase de Machado: “dime de que presumes y te diré que no tienes”. Los que anuncian la política del amor, destilan odio. Los que presumen de educación, los menos estudiosos. Los que anuncian fuerza, carecen de ella. Y a nosotros que nos achacan todo lo malo, nos distingue un candidato de propuestas y no agresiones.
Votar en elecciones es fundamental. No solo porque incidir en las decisiones que nos afectan es un acto de compromiso con la sociedad en la que vivimos, sino porque no hacerlo es refugiarse en la cobardía de quien se queja pero no actúa. Algunos votamos por convicción, otros en cambio votan para impedir que otros ganen. Claro que ganar implica que el otro pierda, pero es distinto ganar para elegir algo que se quiere que simplemente por detener algo que no.
La diferencia está precisamente en el hecho de que el un caso el gobierno es el deseado, mientras que en el otro, el gobierno ha de ser menos peor que el temido. Ojalá los colombianos votemos y lo hagamos por lo que nos gusta, por lo que queremos para Colombia.
Quiero una Colombia con una economía potente, empresarios y micro empresarios generando empleo y riqueza. Un Estado aliado del sector productivo y comprometido con ayudar a integrar a la población excluida, y que por lo tanto genera los bienes públicos y las políticas públicas para aumentar la producción, y dedicado a mejorar la educación como motor de transformación. Un Estado que no dilapide en burocracia sino que invierta en la gente y en lo necesario para sacar adelante la economía. Una Colombia de emprendimiento y de equidad donde la legalidad sea el imperativo; sin premios ni favores para los violentos.
Votaré por Ivan Duque y lo hago con la certeza de que su gobierno será el que le devuelva a Colombia un presidente que la ame. Un presidente que la recorra, hablé con su gente, escuche y construya con ellos, soluciones. Ivan será el Presidente que devuelva a los colombianos confianza en los gobernantes y que busque un gran futuro para todos. Ser un presidente joven, como lo es nuestra nación, lleno de ímpetu y deseos de construir. Ivan no tiene odios, es un hombre de propuestas y será un presidente de acciones. Tendrá un equipo parecido a él, joven, preparado y con deseos de servir.
Quiero verlo ganar en la primera vuelta para que su gobierno se inicie de una vez; con un mandato claro y sin cuestionamientos. Quiero verlo presidente porque conozco sus capacidades, sé de sus vocación y confío en su criterio, y estoy segura de que será un gran presidente. Ojalá Colombia le dé la oportunidad, para que demuestre sus aptitudes.