ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 24 de Septiembre de 2011

Una identidad capturada
Han  pasado dos décadas, toda una generación, desde el advenimiento de la Internet y hemos visto desarrollar ante nuestra vida lo que hemos llamado el “ciberespacio”, en donde han desaparecido los conceptos de tiempo, espacio y distancia y la forma de comunicarnos e interactuar ha sufrido un giro de ciento ochenta grados. Escenarios que han sido dominados por Google, Facebook, Twitter, los códigos abiertos los blogs, la nube... Pero el amo y señor ha sido hasta ahora y seguirá siendo Google.
La gente se pregunta qué seguirá y hacia dónde vamos. Avezados analistas ya lo avizoran.
La mayoría considera que, en un mundo de permanente evolución como es éste del cambio tecnológico, el más dramático, extenso, intenso y profundo que ha sufrido la humanidad, está mutando estructuralmente, cada dieciocho meses, promedio.
El punto de inflexión de lo que hoy se conoce como el uso y la utilidad de las TIC, de cara a la libre interconexión de redes y operadores, está llegando y lo constituye una nueva realidad: la plena identificación, debidamente clasificada, de nuestras propias identidades, entendiendo este ejercicio como la investigación de nuestra personalidad, nuestros gustos, nuestras necesidades, nuestra capacidad profesional. En fin, nuestro desarrollo como individuos, no sólo como ciudadanos y contribuyentes o “paga impuestos”, sino como target de consumo.
Todo indica que Google está listo a subir al siguiente nivel... una nueva arquitectura de localización sistematizada que, en tiempo real, y ubicuitariamente, estará en capacidad de “testear” a los potenciales consumidores según su identidad de mercado y así poder “cazarlos” según sus apetencias, debilidades y urgencias, proyectadas por su identidad ya programada y debidamente clasificada.
El mundo de los bienes y servicios, así estructurado ya por los bancos de datos de Google, se volcará ante “mercados cautivos” de antemano individualizados, ordenados, distribuidos y fichados según sus perfiles de consumo.
Será un escenario en donde no iremos tras la información, sino ésta vendrá a nosotros. Y esto será válido para todas las audiencias de esta nueva economía, de esta nueva cibercultura. No serán sólo los mensajes a través de mercados integrados, sino las aplicaciones, todas digitalizadas, todas en alta resolución, todas en alta fidelidad.
Será un verdadero “mercado relevante” de comercio seguro y de antemano comprometido. Para todos los ámbitos: el comercial, el financiero, el político, el cultural, etc. Un nuevo paradigma mucho más dramático en su aplicación que el industrial e informativo, como los conoció el pasado siglo. Y más efectivo en materia de réditos económicos.