GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Septiembre de 2011

Diagnóstico sobre criminalidad

“Un estado donde confluyen una gran cantidad de patologías”

Como  lo expresé en nota anterior, los diagnósticos sobre seguridad en los municipios deben examinarse y si fuera del caso actualizarse. Continuando con el aporte al tema quiero referirme en esta oportunidad a los estudios impostergables y necesarios para delinear planes y programas dirigidos a la seguridad urbana. Lo primero sería reconocer que la criminalidad es un estado donde confluyen una gran cantidad de patologías potenciadas por variados insumos, a más de actores, unos permanentes y transitorios otros, sumándole organizaciones delincuenciales con idiosincrasias disímiles, que dificultan la tarea de tomar el pulso a la situación, para establecer diáfanamente motivos y causas.

El analista desprevenido enfocaría de primera mano la investigación sobre mortalidad, al tratarse de un aspecto significativamente impactante para el ciudadano; captando la información sin mayores problemas, recurriendo a los conteos realizados por las autoridades en la materia; hablamos de la Policía Nacional, el Instituto de Medicina Legal, la Fiscalía General, entre otros, estableciendo el número de homicidios perpetrados en determinado período, cruzando el guarismo con un porcentaje de habitantes, para sacar una media de muertes calculable, verosímil y sustentable, continuando con el análisis de las motivaciones y escenarios de ocurrencia, desglosando decesos producidos en accidentes de tránsito, aquellos derivados de la violencia intrafamiliar, otros emanados de intolerancia, pasando por la ingestión de bebidas embriagantes y el consumo de estupefacientes, causas innegables de atentados contra la vida, logrando de esta forma constituir un indicador soportado en datos que permitan programar la serie de pr
ocedimientos sustentados en compromisos de las autoridades.

Como la lucha amerita responsabilidad vecinal, el conglomerado no puede estar ausente de este trabajo investigativo, haciéndose necesario tocar las puertas de las familias residentes en la urbe, para determinar el nivel de angustia o tranquilidad sostenido al interior de la sociedad. Recordemos que la única forma de lograr información es el contacto directo con los núcleos populares, pues al enfrentar la problemática penetrando íntimamente los hogares, brotan conceptos valederos escondidos en el tejido ciudadano por temor a represalias, existen muchos conglomerados convertidos en victimas calladas de la delincuencia.

La información recogida brinda claridad a las autoridades y despeja dudas sobre aquella obligación ciudadana con su seguridad, tema altamente prioritario para conquistar éxito en la batalla contra la delincuencia ciudadana. El punto anterior permitirá establecer los niveles de victimización que vive la comunidad explorada, recordemos la renuencia ciudadana para aceptar cuitas a manos de antisociales, generadas ante la falta de compromiso con la defensa del entorno, originando dificultades en la planeación de estrategias; la información sobre aspectos tan vitales es de sumo interés, sólo cruzando estadísticas pueden diseñar el mapa criminal de la ciudad. Los futuros burgomaestres deben dedicar tiempo y esfuerzos para atender este compromiso con el electorado y la patria.