Responsabilidad ciudadana
“Votantes bogotanos son críticos y no compran imagen”
PREGUNTAR a alguien sobre su intención de voto para las próximas elecciones a la Alcaldía en Bogotá es invitarlo a una reflexión que termina por confundir a más de uno. Están los que quieren apoyar a Castro pero que temen que su voto se diluya en el final de las encuestas, los que esperaban que Luna fuera tan fresco y joven como su edad pero que se confunde con su imagen y ven en él un aspirante a político tradicional.
Peñalosa, por su parte, recibe el apoyo de concejales aparentemente involucrados en el carrusel de la contratación, y no encuentra otra salida moral distinta a lanzar agua sucia a Petro, con el fin de distraer. Entre otras porque lo único nuevo en su propuesta es afirmar que el Metro en Bogotá es posible. Pirueta ideológica para alguien que ha recorrido el mundo afirmando todo lo contrario.
El Polo Democrático es, por su lado, un verdadero popurrí de elementos: valerse de la imagen de Gaitán, un icono del populismo, es un desacierto de comunicación si se tiene en cuenta que los votantes bogotanos son críticos y no compran imagen. En esta ciudad los votos no se transfieren con fotos y la imagen de Gaitán se ha convertido, infortunadamente, en un icono de cultura popular local cuya ideología vale tanto como los estampados del Che Guevara que usan los hipsters en E.U.
Galán está perdido en una movida valiosa que le costó tal partido y a su candidatura, y su figura se diluye después de haber anunciado públicamente que no hacía política con los corruptos que ni él pudo sacar de su partido. Si su decisión hubiera estado fundada en principios y no en aspiraciones debería estar hoy haciendo política desde otra orilla y no pasando un trago amargo por compartir banderas con los errores que él mismo denunció.
Antanas y Petro son la gran pregunta para los ciudadanos, que deberán decidir si se atreven a confiar en Petro, quien en las pasadas presidenciales se apoyó en los hombros del capital político de los Moreno, pasado que hoy olvidó y que pretende rediseñar con la imagen de un Antanas que, aunque inteligente y valorado, se ve más confundido que confiado.
Finalmente está Gina Parody que, si bien es la candidata que más se ha movido a la hora de poner su programa al alcance de las personas, se diluye en una constante reflexión de independencia que, aunque válida, le resta protagonismo al proyecto.
Como están las cosas, las próximas elecciones plantean un reto más grande para los votantes que para los mismos candidatos.
@barrerajavier