“Son más propensos a drogas, depresión y suicidio”
Nació en EU, tiene entre 13 y 25 de edad. Es sucesora o apéndice de la de “los milenios”. Para nombrarla agotaron el alfabeto como corresponde a una época no literaria. Nativos de la era digital, habitan una temporalidad más que un lugar y tienden por ello a ser ubicuos. Sin dejar de ser sedentarios. Sufren de sobrepeso.
Suelen estar sobreprotegidos por su familia. El más leve problema externo adquiere proporciones épicas. Entonces su solícita familia intenta ayudar, agravando el problema de fondo de esos minusválidos emocionales. El carácter es intransmisible por los medios. No se duda de su inteligencia sino de su capacidad de concentración
Más que otras generaciones, padecen depresión, stress, tasa alta de suicidios, y perturbaciones mentales. Tienen miedo del mundo, y un déficit de coraje para enfrentarlo. Las caricaturas los muestran encerrados en un globo con la etiqueta: “Frágil. Favor no tocar”.
Han conversado poco con sus pares. Se muestran a ellos en las redes con fotos, videos y algunas pocas frases. La sintaxis les es ajena, sería como pedirles buena caligrafía.
Adictos a la red, esperan ser conocidos y lo que es más ambicioso, reconocidos en y por ella. Cuando eso no ocurre, cuando no reciben suficientes “like”, lo perciben como rechazo social. Se sienten nadie. Ese malestar no puede ser solucionado por sus padres. En el caso de las niñas, la depresión es más aguda por falta de ese reconocimiento. Al no responder a sus “selfies” u opiniones, entran en depresión, drogas o suicidio.
Aunque el estudio sobre esos jóvenes atañe a Estados Unidos, tiene analogías con lo que ocurre en todo el globo.
Los Z inmersos en los medios instantáneos, estarán en posiciones de mando en unos años. Deberán pagar cheques posdatados y no calculables de una economía súper concentrada, una contaminación del aire, mares y ríos que enriqueció a una minoría a costa del futuro. Recibirán los desechos de la era del plástico que dio comodidad a los consumidores en el último siglo. Sufrirán la destrucción acelerada de flora y fauna. Tendrán que enfrentar la agudización del cambio climático, peores huracanes, incendios, inundaciones de ciudades costeras, fenómenos que los más codiciosos de sus antecesores ahora en el poder, niegan. Y tendrán que desafiar esos intereses establecidos, que pretenden sustituir el derecho al trabajo por robots de inteligencia artificial más eficiente y con menos costos. Lo que producirá un dilema social bien distinto al desempleo inicial de la revolución industrial, que pudo luego recrearlos en otras empresas. Lo que viene es diferente. Algoritmos robóticos superarán el desempeño manual e intelectual del humano promedio, en la mayoría de los empleos posibles. Y los convertirán, no en desempleados sino en in-empleables… Ese desplazamiento parece insubsanable en el actual engranaje social.
En el seno de los creadores de Facebook hay organizaciones que denuncian que, también por codicia, se ha manipulado hasta la adicción la mente de esos jóvenes de la frágil generación Z, no sabemos qué ocurrirá.