“Firmeza de Duque enerva a oposición”
El terrorismo representa hoy el motivo de mayor preocupación en toda la comunidad internacional. El ataque y destrucción de las torres gemelas en Nueva York marcó el inicio de una ola terrorista que no cesa y que se ha extendido por todo el mundo. No existe[MG1] hoy nación libre del flagelo criminal que encarnan las organizaciones de toda índole que siembran el terror para amedrentar a los pueblos y someter a sus gobiernos. Desde el año 2001, en la ONU se han adoptado instrumentos legales para combatirlas, que se iniciaron con la resolución 1373 del 2001.
El acto terrorista cometido en contra de la Escuela General Santander de la Policía Nacional, reivindicado fría y cínicamente como un acto de guerra por la cúpula del Eln, suscitó la reacción inmediata y unánime del Consejo de Seguridad de la ONU que subrayó “la necesidad de llevar ante la justicia a los autores, organizadores, financiadores y patrocinadores de estos condenables actos de terrorismo” e instó “a todos los Estados a que, de conformidad con sus obligaciones, en virtud del derecho internacional y de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad, cooperen activamente con el Gobierno de Colombia y con todas las demás autoridades competentes a este respecto."
El Eln se ha caracterizado por un fanatismo enfermizo que ha impedido culminar cualquier dialogo para alcanzar la paz. El último intento naufragó durante la administración Santos y el Presidente Duque condicionó su reanudación a la liberación de los secuestrados y a la renuncia al terrorismo por parte de esa facción criminal. La respuesta fue el carro bomba en la Escuela de cadetes de la Policía Nacional.
Razón le asiste al presidente Duque para pedir la inmediata captura y entrega a la justicia colombiana de los responsables a cualquier título del acto terrorista. No sorprende que los corifeos de la sumisión del Estado a las pretensiones de la subversión, al unísono, intenten hacer prevalecer un simple protocolo de procedimiento para el regreso de los representantes del elenco subversivo (¿a Venezuela?) sobre la normatividad internacional que prohíbe los actos terroristas en el DIH y en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
El Presidente ha actuado con firmeza, respondido al clamor de los colombianos y asumido liderazgo en el combate al terrorismo en el hemisferio, como también lo viene haciendo para la restauración de las libertades democráticas en Venezuela. Todo ello enerva una oposición que no logra ocultar su afinidad con el socialismo del siglo 21, compartido por subversivos y organizaciones de izquierda. Ayer desconocieron el resultado del plebiscito, hoy los tratados contra el terrorismo. Mañana intentarán someternos al imperio de sus tenebrosos desvaríos ideológicos. Es lo que está en juego en Colombia.