“Duque es promesa de modernidad, prosperidad y democracia”
El próximo domingo los colombianos concurrirán a las urnas en medio de un escenario diferente al que caracterizó las elecciones presidenciales en los últimos decenios. Ahora se trata de escoger el modelo de sociedad que permita consolidar la paz, en vilo por un maltrecho acuerdo, y enrumbar al país hacia nuevos objetivos de desarrollo, equidad, ética pública, estabilidad y solidaridad social. Para ello, hay que anteponer el conocimiento de los programas de los candidatos y las características de sus personalidades, al fácil pero peligroso recurso de exacerbar pasiones que enceguecen el juicio de los ciudadanos.
El programa de Petro se nutre de utopías y responde a las formulaciones de la izquierda continental, cuyas aplicaciones han quebrado las economías, esparcido la pobreza y entronizado el hambre en los Estados y poblaciones que las han padecido. Dictadura y represión han sido sus consecuencias en Cuba, Venezuela y Nicaragua, y en Bolivia, Argentina, Brasil, Ecuador y El Salvador debilitaron las instituciones democráticas y abonaron el desbordamiento de la corrupción. Esas realidades empujaron al candidato a enfundarse en una piel de oveja, que a nadie engaña, ni siquiera a sus partidarios, como se desprende de los ruegos de la Alianza Verde de respetar la propiedad privada, de no expropiar, de no cerrar Cortes y Congreso, de no convocar constituyente para respetar la Constitución del 91 y sus instituciones. Es el lamento de quien se entrega, impotente, a sabiendas de que sus clamores no serán atendidos porque saben del talante del destinatario y de su prepotencia mesiánica. Es más una rendición que un condicionamiento, que recogieron Mockus y Claudia López en un símil de los 12 mandamientos bíblicos que el sátrapa en ciernes recibe musitando “se obedece pero no se cumple”.
Duque, por el contrario, no solo ha dado muestras de su carácter conciliador, sino también de su claridad frente a los retos que confronta el país, abierto a los cambios que el sistema exige, proponiendo una “economía de mercado dinámica con sentido social”, la defensa de “la propiedad privada y la iniciativa empresarial”, y el fortalecimiento del “papel social del Estado”, políticas “que en conjunto han sido la clave de la creación de riqueza y calidad de vida en el mundo durante los últimos 250 años”. Tiene claridad sobre la necesidad de continuar con el crecimiento del ingreso per cápita para asegurar mejor calidad de vida a los colombianos y para impulsar una economía productiva, articulada, que contribuya y asegure la satisfacción de las necesidades de la población colombiana.
Programa y personalidad diferencian a los dos candidatos. Petro encarna un pasado de utopías fallidas, mientras Duque es promesa de modernidad, prosperidad y democracia. Mi voto es por Duque.