El papa Francisco ha dado a conocer sus intenciones de oración para el 2020.
Propone que, mes a mes, las tendencias se centren en una problemática que demanda particular atención colectiva.
Por extensión, bien vale la pena plantear el ejercicio aplicado a la realidad colombiana.
Al llegar a agosto, el Papa llama la atención sobre la vida del mar, tan maltratada como está.
Algo que también sucede en Colombia y que nos obliga a pensar en recobrar la dignidad perdida ante el sandinismo en el Caribe, luchando sin contemplaciones contra el eje Managua - Caracas - La Habana que nos agrede sistemáticamente.
En cuanto a septiembre, Francisco sugiere el respeto hacia los recursos del planeta, siempre escasos y siempre maltratados.
Situación que nos lleva a valorar en Colombia las alianzas internacionales que se han suscrito (en papel mojado) con los aliados de la Amazonía, por ejemplo, para crear un verdadero bloque estratégico con Brasil, Perú, Ecuador y un Trump reelegido con el fin de restaurar la democracia en Venezuela y liberarnos, por tanto, del siniestro poder del narcotráfico.
Al arribar a octubre, el Papa se centra en la misión de los laicos en la Iglesia.
Paralelamente, Colombia podría darse a la tarea de visualizar el escenario electoral del 2022 pues nadie querrá heredar el fardo que deja Duque y habrá que preguntarse si su gestión ha puesto a Colombia en manos de la izquierda radical.
Ya en noviembre, él destaca un asunto ciertamente sugestivo que, de acuerdo con H. Kissinger, ha pasado a ser la cuestión estratégica crucial, esto es, la inteligencia artificial, para que “esté siempre al servicio del ser humano”
En el caso colombiano, y solo por analogía si de lo “artificial” se trata, bien podría el ciudadano evaluar si un año después, los ministros de la segunda tanda siguen siendo tan extrasiderales como los primeros, y si los que se fueron aprendieron la lección para no darles más motivos a los extremistas al seguir abonándoles la tarea, tal como lo hicieron desde el 7 de agosto del 18.
Y, finalmente, al llegar a diciembre, Francisco sugiere rezar para que “nuestra relación personal con Jesucristo se alimente de la Palabra de Dios y de una vida de oración”.
Noble propósito en el que deberíamos secundarle todos los colombianos pues, si algo hace falta es volver la mirada al Padre, repasar por qué fue que los colombianos eligieron a Duque y recobrar los valores fundamentales de la nación colombiana que anidaban en la coalición triunfante del 2018 : el antiterrorismo, las libertades públicas, la prosperidad compartida y la fe.