Santos no es Uribe
“Su forma de gobernar, orígenes y su clase social son diferentes”
Quienes creímos que el ex presidente Uribe merecía una segunda oportunidad para dirigir a la Nación en los momentos tan difíciles que atraviesa estamos cometiendo un error de apreciación. El error consiste en considerar que A es igual a B.
Con esa premisa fue que se tomó la decisión de votar por el señor Santos. Consideramos, en su momento, que Santos era igual a Uribe y que continuaría con las políticas fundamentales de su mentor. Esa fue una premisa falsa. Porque su forma de gobernar, sus orígenes, su posición y su clase social son diferentes. Santos, por ejemplo, heredó una fortuna política.
A Uribe, en cambio, le tocó construir su camino en medio de alambres de púas. La gran habilidad de Santos consistió, y consiste, en administrar adecuadamente su fortuna. No sé si para administrarla haya tenido que transgredir sus principios y convicciones con tal de conseguir su objetivo, al mejor estilo de Maquiavelo, quien consideraba que el fin justifica los medios.
La anterior introducción para dejar una reflexión: Santos no es Uribe. A no es igual a B, es diferente. Eso lo dijo Noemí Sanín durante la campaña y a esa dolorosa conclusión llegué cuando tuve la oportunidad de asistir a una magistral conferencia de Uribe en la Universidad Sergio Arboleda sobre el Panorama de América Latina.
Uribe hizo un recorrido por la Universidad. Todos y todas se acercaban a saludarlo. Él, a su vez, hacía lo propio. Yo, iba detrás viendo el espectáculo. Analizando el por qué Uribe llegó a donde llegó. Mirándolo a lo lejos me di cuenta de su carisma, de su simpatía, de su cercanía con el pueblo. Y, por estas, razones fue que tuvo, y tiene, los niveles de popularidad cercanos a 80% durante diez años.
En la conferencia, con su tono sincero, casi paternal, contó algunos pormenores de su gobierno. Mostró la situación de América Latina. Patética, por lo demás.
Un alumno de San Martín, Meta, le agradeció por toda su gestión en los Llanos. Otro en Santa Marta le preguntó por el periodismo independiente. Al final se ganó un sonoro aplauso.
La reflexión que quiero dejar es que Santos no es Uribe, definitivamente. Por lo tanto es normal que quienes votamos por Santos, pensando en que sería igualito a Uribe, sintamos una frustración. Pero eso no quiere decir que Santos no tenga las capacidades para gobernar a la Nación. De hecho, las tiene. Lo que sucede es que está gobernando de una manera distinta, diferente, porque A no es igual a B.
Lo anterior no quiere decir que no se seguirán haciendo las observaciones pertinentes al gobierno de Santos. Gobierno elegido con mi voto. Todo lo contrario.
Puntilla. ¿Por qué no ha renunciado Samuel Moreno? Le imputaron cuatro cargos y nada que renuncia. ¿Van a premiar a la izquierda por su estupenda gestión en Bogotá? Deplorable la defensa de Iván Moreno.